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INDICE
2) Teología dialéctica - Neo-Ortodoxia
Antiguo Modernismo: Racionalismo (vínculo a laprimera parte de "Que es el Modenismo")
l) Algunas prevenciones de la Palabra de Dios.
“Y guardaos de los
falsos profetas que vienen a vosotros con vestidos de ovejas mas de dentro son
lobos rapaces”. (Mt. 7:15).
“HE AQUÍ OS LO HE DICHO
ANTES”. (Mt. 24:25).
Estas son palabras del Señor Jesucristo. Nos
previenen con toda antelación del peligro del confusionismo por causa de falsas apariencias Y nos
exhortan a penetrar esas apariencias para descubrir el engaño, pues el mensaje
del predicador del error será cada vez más y más difícil de discernir por su
grande parecido con lo
verdadero.
“Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas
sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme los elementos del
mundo, y no según Cristo”. (Col. 2: 8).
“No os engañe nadie en ninguna
manera; porque no vendrá (el día del Señor) sin que venga antes la apostasía, y
se manifieste el hombre de pecado el hijo de perdición, oponiéndose, y
levantándose contra todo lo que se llama Dios o que se adora; tanto que se
asiente en el templo de Dios como Dios, haciéndose parecer a Dios”. (2ª Ts. 2:
3, 4).
Aquí es el Espíritu Santo por medio de Pablo
apóstol quien nos alerta, revelándonos que en los tiempos del fin –precisamente
en los que nosotros entendemos hallarnos en nuestros días– se pondrá en evidencia
una tremenda apostasía, previa a la manifestación plena del gran anticristo de
la Historia. Pero esa APOSTASIA, –apostasía
significa apartamiento–
tendrá características muy singulares, pues será un total apartamiento de la
verdad realizado mediante la hábil maniobra de un aparente total acercamiento.
Como lo expresa el apóstol: Oponiéndose
y levantándose contra todo lo que se llama Dios pero haciéndose PARECER
Dios. Es algo lleno de pérfidas sutilezas de tipo altamente filosófico,
que no se presentará con negaciones evidentes sino que, cual el gangrenismo del
Siglo I, NEGARA MIENTRAS AFIRMA; SE OPONDRA, PERO POR EL PARECIDO; SERA UN
FRAUDE, UNA FALSIFICACION.
Hermanos: no olvidemos la lección que nos dan los
monederos falsos. Mirad: aquí tengo dos monedas. Supongamos que una de ellas
sea falsa y preguntémonos: ¿Cómo podría circular libremente si saltara a la
vista su diferencia con la moneda sana? Es obvio que la mejor manera en que la
moneda falsa circule, consistirá en que se parezca tanto a la moneda buena que
llegue a confundirse con ella. Y pensad ahora en una falsificación preparada
tan hábilmente que pudiera engañar aún al ojo experto de un banquero y
tendríamos entonces que el falsificador habrá logrado burlar a los mismos
peritos en estos asuntos o por así decirlo: aun a los escogidos. La moneda falsa se opone realmente a
la moneda sana pero lo hará tanto más, cuanto más se le parezca.
Esta es precisamente la cuestión en debate: la
Palabra de Dios nos revela —y nosotros creemos lo que revela la Palabra de
Dios— que en los postreros tiempos aparecerán maestros que enseñarán falsas
doctrinas mediante una dialéctica tan aproximada o parecida a la verdad que ENGAÑARAN, SI ES POSIBLE, AUN A LOS
ESCOGIDOS. Al error se lo confundirá con la verdad al extremo de llegar
o llamarse verdad al error y error a la verdad; a las tinieblas se las
confundirá con la luz y al diablo, con Dios. Tal el engaño del último tiempo.
¡ALERTA HERMANOS!
2) Teología “Dialéctica” o “Trascendental”; o de
“la Palabra”; o de “Síntesis”; o de “Crisis”; Barthismo o “Barthianismo”;
“Neo-Ortodoxia”.
Todos estos títulos no son más que distintos nombres que
ocultan un mismo misterio: ¡NUEVO MODERNISMO!
Se trata de la última novedad que nos ofrece
Satanás, maestro en logomaquia, abundando en terminología con vocablos al día
para disfrazar o encubrir sus muy antiguas y escasas ideas originales, todas
igualmente erróneas.
Si se nos pidiera al menos un concepto de esas
nominaciones, diríamos que, por sus modos de raciocinio y expresión penetrando
los enunciados teológicos en una exploración del sentido trascendente de las
doctrinas, así como por su concepto de trascendencia a la vez que irrupción de
Dios a y en la historia, cabe entendérsela como Dialéctica o Trascendental;
por su teoría de lo que entiende por Palabra de Dios, como de la Palabra; por su no adhesión a
las tesis históricas del Cristianismo tradicional bíblico ni a la antítesis de
los declaradamente liberales y por su ubicación en el camino del medio, viene
a ser de Síntesis, como si
dijéramos: ni fundamentalistas ni modernistas sino una mezcla de ambos, aunque
del fundamentalismo sólo toma la terminología
y del modernismo las explicaciones...;
por su teoría del impacto divino
en la experiencia a que han reducido la conversión, como de Crisis; por ser su principal
expositor el teólogo suizo alemán Karl Barth, como Barthismo o Barthianismo; y finalmente, por
su pretensión de ser y poseer una nueva percepción de la doctrina recta, se
llama
Neo-Ortodoxia. Pero no se
tome esto como palabra final definitoria, pues esos mismos conceptos pueden
entrecruzarse y aun combinarse con muchos otros que nuestra sinopsis no cita,
de tipo filosófico y terminología técnica especializada muy fuera del alcance
de los humildes, y que ellos serían capaces de explayar para deslumbrar a los
sencillos, aunque dejándolos en ignorancia sobre lo que significan esos
distintos modos de llamar las mismas cuestiones.
Este NUEVO MODERNISMO ha tenido
precursores más o menos definidos tanto en el campo de la Filosofía como en el
de la Teología[3], pero su
paternidad a través de instrumento humano propiamente dicho, corresponde sin
duda a KARL BARTH, profesor en Basilea, Suiza, muy conspicuo desde que
publicara su Comentario a la Epístola a los Romanos, en el año 1918. A
propósito de esto, diremos que el Dr. Olav Va1en-Sendstad, en su mensaje sobre
“QUE ES LA TEOLOGIA MODERNA”, dado en la Conferencia Evangélica Escandinava el
27 de Octubre de 1955 en Jonkoping (Suecia), nos informa que el tan mentado Comentario consiste
sustancialmente en una DISTORSION
PANTEISTA EXTREMA, de la Epístola.
Difundido por Europa, el nuevo modernismo pisó los
playas
de los Estados Unidos de Norteamérica allá por el año 1930. Pasó luego -cómo no
iba a ser así- a nuestras tierras latinoamericanas y desde hace algunos años,
está sonando mucho en los países del Plata y su zona de influencia, a través
de la enseñanza y difusión promovida desde las aulas de la Facultad cita en la
calle Camacuá 282, Buenos Aires, algunos de cuyos graduados se confiesan
abiertamente
barthianos o barthistas. Estos últimos hechos prueban por sí mismos que el
nuevo modernismo busca infiltrarse en todo cuanto signifique enseñanza, desde
las cátedras hasta los púlpitos, así como en la literatura corriente o
especializada
que circula entre cristianos. Todo esto obliga nuestro testimonio público de lo
que el Señor nos ha dado discernir respecto a tales corrientes teológicas, pues
no se trata de cuestiones que pueden todavía pasar desapercibidas entre
nosotros. Desde hace ya su buen quinquenio, venimos observando que creyentes
de distintas denominaciones hablan, comentan y hasta escriben, sobre Karl
Barth.
Para citar un ejemplo,
hace un tiempo leíamos en una revista juvenil de nuestro país: “TRIBUNA
EVANGELICA”, número Enero-Febrero 1951, un artículo editorial titulado: EN LA
MITAD DEL SIGLO, que entre otras cosas, decía:
“En lo doctrinario, hemos visto uno de los más colosales derrumbes
ideológicos de la historia con la absoluta muerte del racionalismo y su ahijado
el positivismo, aunque subsista aún en algunas reacciones finales bajo el manto
del modernismo. La nueva teología de Barth, Brunner, Heim, etc., es un
remozamiento como pocos”.
El joven que escribió ese editorial, hízose eco de
la declaración del Dr. J. A. Mackay, del Seminario Princeton, EE. UU., quien
calificó al Barthismo como una nueva Primavera
Teológica, cuando la verdad es que no se trata sino de la última
palabra en cirugía estética de la modernidad antibíblica, pese a lo biblicistas que detentan
aparecer. Pero los jóvenes y aun los que no lo son ya, pueden ser inducidos al
error, al punto de formular --como en el caso que nos ocupa-- juicios demasiado
optimistas, tanto para dar por muerto a un racionalismo que realmente goza de buena salud, como para
ungir por bueno al Barthianismo que realmente nos enferma.
La cuestión es que la Neo-Ortodoxia retiene en su sistema, si es que tiene o
puede adjudicársele un sistema, las teorías de la crítica destructiva que
niegan a la Biblia su inspiración verbal y plenaria, doctrina ésta tan
fundamental
que si se desvanece, no existe base cierta para ninguna otra.
Tomemos a Brunner, por ejemplo. Según se nos ha
informado,
sus libros han sido traducidos aún más que los del mismo Barth. Pues bien, el
Dr. EMIL BRUNNER NO CREE EN LA INSPIRACION DE LA BIBLIA:
“La destrucción del dogma de la “lnspiración Verbal”, con su énfasis en
un libro infalible, por el proceso moderno de investigación en ciencia natural
e histórica, inevitablemente se llevó consigo toda fe cristiana en la
revelación”. (De su libro
“The Mediator”, pág. 34).
“La doctrina ortodoxa de la “Inspiración Verbal” ha sido destruida
finalmente”. (“The Mediator”, pág. 105).
“La imagen de nuestros padres originales (Adán y Eva) sólo es una manera
vivida de representar una idea abstracta”. (Pág. 144).
“La idea de Parthenogénesis (se refiere a la doctrina de la engendración
virginal del Señor) es tratar de explicar el milagro de la encarnación... esta
idea está conectada con el error biológico del mundo antiguo...” (Pág. 325).
“Y qué diremos de la historia de la Pascua y de la tumba vacía? ... la
tumba vacía... no juega parte alguna en el Nuevo Testamento como fundamento
para fe en la resurrección ... Quien sea que asegure que el Nuevo Testamento nos
da un relato consistente y definido de la resurrección es o ignorante o
inconsciente”. (“The
Mediator”, pág. 576).
Como se prueba, hermanos, Brunner lo único que ha remozado es al Viejo Modernismo
Racionalista. Lo mismo ha hecho Barth, como lo veremos.
REINHOLD NIEBUHR, otro teólogo neo-ortodoxo de
nota en los Estados Unidos, a los relatos bíblicos originales, los llama mitos:
“La historia de la caída del hombre en el jardín del
Edén, es un mito primitivo que la teología moderna ha desaprobado con satisfacción
por temor a que la cultura moderna pudiera considerar la creencia en ella, como
una prueba del oscurantismo de la religión.
“La idea de la caída está sujeta al error de considerar el mito primitivo
del jardín, la manzana y la serpiente como históricamente ciertas. Pero, aunque
no se cometa este error, el pensamiento cristiano todavía está tentado a
considerar la caída como un suceso histórico. La caída no es histórica, no
tiene lugar en un hecho concreto humano, es la presuposición de tales actos”. (Ver “El Predicador Evangélico”, número de
Octubre-Diciembre 1950, pág. 181).
R. BULLTMANN, otro de los teólogos que rodearon a Karl Barth en
la primera hora, ha proclamado la necesidad de desmitologizar al propio Nuevo Testamento, intento éste sumamente
avanzado de la hipercrítica literaria de la Biblia.
KARL BARTH, niega autoridad a la Biblia, como nos
lo informa uno de sus propios apologistas de habla castellana, el pastor
Manuel Gutiérrez Marín, quien en una de sus conferencias dadas en la Facultad
de calle Camacuá 282, Buenos Aires, en 1949, publicadas luego bajo el título
general de Dios ha hablado,
dijo:
“Hasta hoy son enemigos declarados suyos (de Karl “Barth por supuesto)
los católicos, porque él les niega el derecho de identificar la autoridad con
la Iglesia visible; los “fundamentalistas”, porque no acepta la identificación
de la autoridad con la letra de la Biblia; los liberales, porque ven combatida
rígidamente la identificación de la autoridad con la experiencia religiosa; y
todos ellos, en fin, porque Barth, ha dicho desde el principio, sigue diciendo
y es de esperar que no varíe sus palabras, que la Iglesia visible es una
iglesia humana, la Biblia un libro humano, y la experiencia una cosa humana, lo
cual significa que todo ello es relativo y que por lo tanto no es divino”. (“Dios ha hablado”, pp. 99, l00).
Harán bien ciertos fundamentalistas rioplatenses que simpatizan con el
Barthianismo, en darse por enterados que un propio admirador del nuevo profeta
les informe que éste cree que la Biblia es un libro meramente humano y por lo
tanto no identifica la autoridad con la letra de las Escrituras; bien en
contra, por cierto, del mismo Señor Jesucristo quien certificó precisamente la
autoridad de la letra de las Escrituras, con SU AUTORIDAD Personal, cada vez
que dijo: “ESCRITO ESTA”.
Notemos, además, cuán sugestivo es lo que dice el
pastor Gutiérrez Marín: ...y es de
esperar que no varíe (Barth) sus palabras... ¿Lo dirá porque conoce
bien a Barth? Como otro de sus admiradores afirmara: Lo único constate en Barth es que cambia siempre. Viene a
colación lo que nos relataran en Ginebra, en el año 1950, algunos fieles
creyentes
que visitaron a Barth para inquirirle sobre ciertas afirmaciones dadas por él
en uno de sus libros que contradecían las que formulaba en otro de sus libros y
luego las de otro... escritos en diferentes épocas. Al preguntarle cuál de esas
tres aseveraciones era realmente la verdad. Karl Barth les contestó: LAS TRES SON VERDAD (!). Pues, ¿cómo es
eso?, le inquirieron. Y la
respuesta del genio fue la siguiente: VERDAD
ES TODO CUANTO UNO CREE (!!!). Tal es una semblanza del hombre que
viene conmoviendo el campo teológico desde hace ya sus buenos cuarenta años.
¡Cosas de este Siglo XX!
Es que, para la Neo-Ortodoxia, TODO ES RELATIVO
Y HASTA LA MISMA VERDAD HA PERDIDO SU CARACTER DE ABSOLUTO.
Se repite con Barth y los Barthianos, lo que con
aquellos teólogos maridados con la “ciencia”.
Cuando esta última rindió culto a la teoría de la Evolución, los teólogos modernistas se apresuraron a hacer
lo mismo. Y ahora que la última palabra en el vocabulario científico es
RELATIVIDAD,
los Neo-Modernistas adaptan a
ella todas sus doctrinas y aplican la tal relatividad a la misma Verdad y a la
propia Palabra de Dios. De esto, surge sola la conclusión de que dentro de tal relatividad, cabe cualquier
concepto por contradictorio que fuere a cualquier otro concepto ya aceptado y,
en último análisis, el error mismo tiene entrada con carácter de relativo en la llamada TEOLOGIA
DE SINTESIS O BARTHISMO.
Recuerdo mi conversación personal con el Dr.
Vissert’ Hof, en la sede del Concilio Mundial en Ginebra, Suiza, en Agosto de
1950, cuando ante mi pregunta sobre qué condiciones requeriría el Concilio
Mundial a la Iglesia Romana para aceptarla como miembro del Concilio, el Dr.
Vissert’ Hof me contestó: Si deja de
proclamar que ella es la única Iglesia Cristiana. Con esto bastaría
para que el Concilio Mundial la acepte como miembro. Está claro que tal
declaración
puede concebirse y aceptarse mediante el fundamento intelectual del relativismo y de la síntesis solamente, pero
igualmente claro está que para un conocedor de las Escrituras, tal declaración
resulta insostenible si se la confronta seriamente con la autoridad de la
Palabra de Dios y lo que ésta revela en cuanto a qué es verdaderamente una
Iglesia Cristiana. Pero como para Barth y los suyos, la letra de las Escrituras
no debe identificarse con la autoridad, todo es posible dentro de la
Neo-Ortodoxia o del Barthianismo ya que la autoridad viene a resultar entonces
Barl Barth... En otro pasaje de la conversación, declaré mis doctrinas al Dr.
Vissert’ Hof y luego de escucharme, díjome: Yo creo como usted. Pero ocurre que yo pertenezco al campo
de los llamados fundamentalistas y el Dr. Vissert’ Hof al de los Neo-ortodoxos...; ¿cómo se
explica entonces esta imposibilidad? Pues por lo mismo: por la relatividad y la
síntesis. Como ya lo hemos citado antes, el Barthiano toma del fundamentalismo
cierta terminología y toma del modernismo las explicaciones para esa
terminología. Aplica al fundamentalismo y al modernismo el concepto de la relatividad, no todo es mentira
en cada campo y no todo es verdad en cada campo; luego une un poco de cada
campo en un campo unificado
o de síntesis y ya está: puede
venir un fundamentalista y el barthiano le dice que cree como él, pero con la
misma frescura dirá lo mismo si viene un modernista...
Sospecho que ustedes estarán ya pensando que todo
eso antes que verdadero genio es verdadera locura. Y sospecho que ustedes
tienen toda la razón. Para expresarlo como lo hizo el fiel hermano, Dr. Olav
Valen-Sendstand: “Tal fenómeno ha
dado a ciertas Facultades de Teología, un aire de asilo de locos donde los
internados se extienden certificados entre ellos mismos para comprobar su
sanidad” (!).
Y mejor aún, como lo expresara el Apóstol de las
Gentes:
“Porque está escrito: destruiré la sabiduría de los
sabios, y desecharé la inteligencia de los entendidos. ¿Qué es del sabio?, ¿qué
del escriba?, ¿qué del escudriñador de este siglo?, ¿no ha enloquecido Dios la
sabiduría del mundo?” (1ª Co. 1:19, 20).
Pero alguien quizá acuse que lo que estamos
afirmando proviene de documentacion de segunda mano respecto a Barth y que
después de todo para comprender a éste hay que leerse sus buenos millares de
páginas... Como todo eso está mayormente en idioma alemán, a nosotros no nos
incomoda
mucho que digamos. Pero, esto sí, debemos estar atentos a lo que se nos sirve
en idioma castellano. Por la Gracia de Dios hasta ahora ha sido mínimo, pero
con todo, más que suficiente para concretar criterio.
Aquí tenemos el libro BOSQUEJO DE DOGMATICA, que
contiene una serie de conferencias doctrinales del Profesor Karl Barth
(vertidas a nuestro idioma por el pastor Manuel Gutiérrez Marín, quien así lo
hizo satisfaciendo una expresa propuesta de Barth en tal sentido. Fué impreso
en la Imprenta Metodista de Buenos Aires, en Marzo de 1954.
Este libro es una muestra cabal de la Teología
Dialéctica o Trascendental o Neo-Ortodoxia -y lo presento como un exponente del
Nuevo Modernismo- que tiene la capacidad de negar implícita o subjetivamente
muchas verdades, en el mismo texto en que afirma, explícita u objetivamente
aunque en forma relativa, alguna otra verdad. Y aun, sin expresar verdad alguna,
igualmente niega mientras afirma; se opone a la verdad pero pareciéndose
fraudulentamente a ella.
El examen de algunos pocos asuntos, será suficiente para probar lo que
afirmamos.
a) En cuanto a
la Biblia, leemos en la página 28 de “Bosquejo de Dogmática”.
“Al llamar a la Biblia Palabra de Dios (la llamamos así
porque lo es), nos referimos a la Sagrada Escritura como testimonio de los
profetas y apóstoles, hablando de esa única Palabra de Dios, de Jesús, el
hombre de Israel, que es el Cristo de Dios, y nuestro Señor y Rey por toda la
eternidad. Confesando esto y osando llamar a la predicación de la Iglesia la
Palabra de Dios, es menester que se entienda por ello la predicación de
Jesucristo, de aquél, que por nuestro bien, es Dios y hombre verdadero”.
Veamos: Barth comienza diciendo
que al llamar a la Biblia, Palabra de
Dios (la llamamos así porque lo es)... y con esta afirmación parece
atacar al modernismo racionalista que niega que la Biblia es Palabra de Dios y
parece apoyar al fundamentalismo que cree precisamente lo que hasta allí afirma
Barth. Pero tengamos cuidado con los modos
de expresión de esta dialéctica barthista y digamos al autor lo que
decía un filósofo: ¡Habla, para que
te conozca! Y Barth
entonces nos dirá:
“Nos referimos a
la Sagrada Escritura como testimonio de los profetas y apóstoles hablando de
esa única Palabra de Dios, de Jesús...”
¡Alerta, hermanos! Aquí hallamos la negación
implícitamente contenida dentro de una afirmación. Aunque es bien cierto que
la Biblia es Palabra de Dios por su testimonio de Jesucristo, como dice Barth,
también es Palabra de Dios en todo su contenido referente a Dios, a la
Creación, al hombre, a los ángeles, al mismo Diablo, a la historia de las
naciones; y cuando habla de cada asunto de que habla, como dice Pablo:
“TODA
ESCRITURA ES INSPIRADA DIVINAMENTE”. (2ª Ti. 3: l6).
Pero Barth niega implícitamente todo ello, al
afirmar que la UNICA Palabra
de Dios, es Jesús. Nótese que en el mismo énfasis dado a Cristo,
Se contiene implícitamente la negación de la
Inspiración Divina Plenaria de las Sagradas Escrituras y de su carácter propio
de Palabra de Dios escrita. Y sí éstas sólo pueden ser llamadas Palabras de Dios por su
testimonio de Jesucristo, se concluye lógicamente que no pueden ser siquiera
llamadas Palabra de Dios cuando hablan de los demás asuntos de que hablan.
Esta teoría de Barth cabe entera dentro de la
teoría modernista que afirma que la Biblia CONTlENE
Palabra de Dios pero NO LO ES
plenamente, en todas sus partes. Es la falsa teoría de Inspiración parcial o relativa, completamente
antibíblica.
Y al agregar Barth que:
“Confesando esto y osando llamar a la predicación de la
Iglesia la Palabra de Dios, es menester que se entienda por ello la predicación
de Jesucristo...”
formula una declaración sumamente elástica, pues
cualquier tipo de predicación modernista que use un poco de terminología
bíblica acerca de Cristo, a la manera en que estos modernistas saben hacerlo,
puede ser llamada –según Barth- Palabra
de Dios y conceptuada entonces en igualdad de condiciones que los
mismos escritos bíblicos que hablan de Jesús y aun, nótese esto, con más
autoridad que los pasajes bíblicos que no tratan de Jesús. La conclusión no es
forzada sino forzosa, pero blasfema.
Y nadie piense que estamos
hilando muy fino, puesto que, hermanos, las sutilezas de Barth requieren
realmente un hilado extrafino para discernirlas. Pero a veces, estos
neo-modernistas sueltan alguna que otra prenda que los pone en evidencia, sin
necesidad de ninguna clase de hilados...
Tal el caso con el mismo Barth, en la parte que
discutimos, pues al referirse los primeros capítulos del Génesis dice:
“Lo que puede hacerse constar es que allí hay algunos
elementos míticos. Pero lo que la BibIia ha hecho de ello no encuentra paralelo
en el mito. Si hay empeño en dar nombre al relato bíblico, o sea, alinearlo en
una categoría, habrá que colocarlo entre las leyendas”. (“Bosquejo de Dogmática”, pág. 79).
Esta declaraci6n de Barth prueba cuanto habíamos
deducido anteriormente y constituye, por añadidura, clara evidencia de que
Barth conserva integramente las conclusiones de la crítica destructiva, que
niega realidad histórica a los hechos registrados en el Génesis y los califica
como leyendas, cuentos o folklore.
Pero nosotros preferimos quedarnos en buena
compañía
con el Señor Jesucristo y con el apóstol Pablo, quienes creían literalmente los
registros del Génesis (Mateo 19: 4-6; Marcos 10: 6-9; 2ª Co. 11: 3 y 2ª Ti.
2:13, 14) y rechazar el compañerismo del Profesor Barth y los Neo-ortodoxos, incluídos
ciertos fundamentalistas...
que se avergüenzan de testificar que creen que también el Génesis ES PALABRA DE
DIOS, por temor a que esos eruditos
los califiquen de poco cultos
o poco modernos. Se cumple en
ellos, la sentencia lapidaria del profeta Jeremías:
“LA PALABRA DE JEHOVA LES ES COSA VERGONZOSA, NO LA
AMAN”. (Jer. 6:10).
b) El concepto barthista de la Santísima Trinidad.
En Bosquejo
de Dogmática, página 64, leemos:
“Dios es el mismo, por naturaleza y por toda la eternidad, para nosotros
que estamos en este mundo, el solo Dios en tres modos del Ser. El lenguaje de
la Iglesia antigua dice que es un Dios en tres personas y dado el concepto de
persona que sustentaba la antigua Iglesia, esa frase es indiscutible. En el uso
latino y griego “persona” significa exactamente eso que acabo de denominar
diciendo “modo de ser”.
Hermanos, este concepto incursiona dentro de las
sutilezas teológicas y su gravedad puede escapar al lector no avisado. Pero
examinado detenidamente, resaltará claramente el error.
Barth no discute el uso de la palabra persona, sino su modo de interpretarla o
entenderla. Desplaza así tan delicado asunto a una cuestión de crítica
literaria y concluye que persona
debe entenderse únicamente como modo
de ser.
Hacemos notar que esa conclusión barthista permite
considerar a la Deidad como UNIPERSONAL, aunque afectando TRES MODOS de
manifestarse para nosotros que estamos
en este mundo; como Padre Creador, como Hijo en la encarnación y
redención y como Espíritu Santo en la Iglesia. Así enseñaba precisamente
SABELLIUS en el Siglo III, su herejía MODAL o DE LOS MODOS DE SER, cuyo fondo
no era Trinitario sino Unitario. Esta herejía es denominada también Monarquísmo o Patripassianismo. Lo que
ahora nos dice Barth se aproxima peligrosamente a lo que afirmaba Sabellius,
si acaso no es lo mismo; pero en todo caso NO ES UN CLARO CONCEPTO TRINITARIO
SINO MAS BIEN UN CONCEPTO DE FONDO UNITARIO.
Cuando los Cristianos decían y dicen Persona en relación con
la Santísima Trinidad de la Deidad, significan más que simple modo de ser. Significan
Personalidad completa en Sí Misma aunque sumamente superior al concepto de
personalidad individual humana, pues esta última es separada de uno a otro
individuo, pero en la Deidad está perfectamente relacionada poseyendo Unidad
Esencial y al mismo tiempo Relación. No son por ello tres Dioses como acusan
los Unitarios, sino Un Solo Dios Verdadero, pero tampoco son tres modos de ser sino TRES PERSONAS
BIEN DEFINIDAS; TRES VOLUNTADES INDIVIDUALES PERO ETERNAMENTE ARMONIOSAS, CADA
UNA NO ES LA OTRA AUNQUE SIENTEN ETERNAMENTE LO MISMO.
Además, dicho sea de paso, la
verdadera doctrina bíblica de UN DIOS EN TRES PERSONAS, revela tanto una
Trinidad Económica o Dispensacional en relación con nosotros, cuanto una
Trinidad Inmanente o Esencial, en relación consigo misma.
Pero los neo-modernistas pueden usar las palabras DIOS TRINO y aun estas otras: UN DIOS EN TRES PERSONAS, y
conformar a todos, si acaso no se discierne que ellos, con su modo de interpretar Persona, significan algo muy
distinto de lo que quieren significar los fieles cuando usan ese término. Por
eso es tan engañosa la dialéctica neo-modernista: usa la terminología
cristiana con significados diferentes
Hermanos, tengamos cuidado con aquellos que no sufren
la sana doctrina y recordemos con gratitud, el lenguaje de la Iglesia antigua, repitiendo con fe el
llamado Credo Atanasiano:
“Adoramos, a un sólo Dios en Trinidad y a la Trinidad
en Unidad. SIN CONFUNDIR LAS PERSONAS Nl DIVIDIR LA SUSTANCIA. Puesto que el Padre es una
Persona, el Hijo es otra y el Espíritu Santo es otra; pero la Deidad del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo es UNA, la Gloria igual, la Majestad co-eterna”.
c) Habiendo visto algo de la Biblia y también, en
parte, del Dios de Karl Barth, ahora veamos su diablo.
“Si resumimos todo cuanto se alza en contra,
calificándolo de poder de contradicción, sospecharemos lo que quiere decir la
Sagrada Escritura con el diablo que habló: ¿Conque Dios os ha dicho? ¿Es cierta
la Palabra de Dios? Si se tiene fe, será posible dejar a ese diablo con un
palmo de boca abierta...”.
(“Bosquejo de Dogmática”, pág. 33).
Con esas palabras, Barth omite, si es que no
niega, la cuestión de fondo de si el diablo ES O NO ES UN SER PERSONAL. Con su
juicio a priori: Si resumimos todo cuanto se alza en contra,
calificándolo de poder de contradicción; parece aventurar la premisa de
que NO LO ES. Luego, parece hablar como en parábola y hasta insinuar que la
misma Escritura habla como en parábola antes que de realidades, al decirnos: ...sospecharemos
lo que quiere decir la Escritura con el diablo que habló... Se puede
concluir que, según Barth, eso de diablo
es meramente un modo de llamar
a un poder de contradicción, que a su vez es un modo de calificar
al resumen de todo cuanto se alza en
contra.
Excuso decir que el modernismo de todos los
tiempos, siempre ha cuestionado o negado, la existencia real y la personalidad
individual del diablo y de los demonios.
Karl Barth, como vemos, es muy amigo de los MODOS: modos de expresarse,
modos de ser, modos de interpretar, modos de llamar, modos de calificar...
Pero sigamos espigando el pensamiento de Barth
respecto
del diablo y de paso respecto del infierno, del pecado y la muerte:
“...todo ese terreno y campo que llamamos el mal (la muerte, el pecado.
el demonio y el infierno) no es la creación de Dios, sino, más bien, lo que
está excluído por la creación de Dios, o sea aquello a lo cual Dios ha dicho
que no. Y si existe una realidad del mal, podrá ser solamente la realidad de
esa exclusión y de esa negación divina, la realidad a espaldas de Dios, ante
la cual El pasó de largo, en tanto creó al mundo y lo creó bueno... Lo que no
es bueno, tampoco ha sido creado por Dios y no posee el ser de lo creado, sino
que si se le quiere llamar siquiera “ser” en lugar de preferir decir que “es
lo que no es”, lo denominaríamos unicámente, el poder del ser surgido de la
potencia del No divino. No nos está permitido buscar las tinieblas en Dios
mismo; porque El es el padre de la luz”. (“Bosquejo de Dogmática”, pp. 87, 88).
Observemos que BARTH NO DICE LO QUE LA BIBLIA DICE
EN CUANTO AL ORIGEN DEL
DEMONIO. La Palabra de Dios nos informa que tanto Satán como los demonios, son
ANGELES INDIVIDUALES, SERES REALES, CREADOS POR DIOS BUENOS EN GRAN MANERA, Y
QUE LUEGO CAYERON DE SU ESTADO ORIGINAL, POR SU PROPIA VOLUNTAD Y CULPA. EL MAL
TUVO SU ORIGEN EN EL PROPIO SENO DE SATAN, CUANDO ESTE, MIRANDO SU PROPIA
HERMOSURA, ENORGULLECIOSE; ARDIO EN CODICIA: QUISO SER IGUAL A DIOS.
“Perfecto eras en todos tus
caminos desde el día que fuiste criado hasta que se halló en tí maldad”. (Ez.
28: 14, 15).
“Y a los ángeles que no
guardaron su dignidad, mas dejaron su habitación, los ha reservado debajo de
oscuridad en prisiones eternas hasta el juicio del gran día”. (Ep. Jud. v. 6).
La Palabra nos habla del arcángel Miguel
contendiendo con el diablo, disputando sobre el cuerpo de Moisés (Jud. v. 9) y
ciertamente eso prueba la existencia real de un ser personal. Sí el demonio no
es un ser personal, entonces el Señor Jesús en el desierto fue tentado dentro
de sí mismo por el mal, lo que implica que en el mismo Señor había entonces
maldad, conclusión completamente antibíblica y blasfema.
El espacio no nos permite desarrollar el cuadro
bíblico respecto de Satán y los demonios, pero con lo dicho está claro que la
Biblia habla de ellos como seres reales creados buenos y que luego cayeron.
KARL BARTH, EN CAMBIO, DICE OTRA
COSA COMPLETAMENTE OPUESTA, QUE REEMPLAZA LOS REGISTROS DE LA BIBLIA CON UNA
TEORIA DE SU INVENCION, AUNQUE PODRIAMOS HALLAR ALGUN PARALELO EN LA HISTORIA.
Nos dice que: si existe una
realidad del mal, comprendida en esa hipotética posibilidad la misma existencia
del demonio, el tal demonio no posee el ser de lo creado y si se le quiere
llamar siquiera ser en lugar de
preferir decir que es lo que no es,
lo denominaríamos unicámente el poder
del ser surgido de la potencia del No divino.
Con esto, Barth se coloca no sólo FUERA de la
Biblia, sino CONTRA LA BIBLIA. Su teoría se asemeja peligrosamente al Gnosticismo de los primeros
siglos, que hablaba de ciertas emanaciones
surgidas del Ser Supremo.
PREGUNTAMOS: ¿Existe o no existe una realidad del mal? ¿Qué clase de
especie ontológica es ese demonio que es
lo que no es? ¿Tiene Dios dividida Su Potencia, en la parte de Su Sí
con la cual creó lo bueno y de Su No de la cual surgió el mal? ¿Puede alguna
parte de la Potencia de Dios y el mismo Sí y No de Dios, ser entendidos como
existentes o actuantes aparte o separadamente de la Persona y de la Voluntad
de Dios mismo? ¿Qué clase de Poder y cualidad moral posee eso que Barth llama potencia del No divino?; qué facultad la impele a
manifestarse y qué resulta de su acción? ¿Surgieron de Dios, Sí y No, luz y
tinieblas bueno y malo?
Entendiendo lo que Barth quiere decir, se concluye
lógicamente que: Sí existe
una realidad del mal, el demonio es impersonal (no posee el ser de lo creado
sino que es lo que no es), y eso,
es el poder del ser surgido de
la potencia del No divino. Pero como esa Potencia y ese No son
divinos, luego no pueden concebirse aparte o por separado del mismo Dios, de Su
Persona y de Su Voluntad; de modo que, en último análisis, de la misma Persona
y de la misma Voluntad de Dios, se suscitó el demonio (!!!); del mismo Dios
salió Luz por un lado y tinieblas por otro; lo bueno, creado; y lo malo,
suscitado.
Si nuestro pensamiento es coherente, concluimos
que el tal demonio de
la teoría Barthiana, es absorbido, en último término, por el propio Dios de la misma teoría.
Y tal conclusión nos parece que encaja perfectamente en aquello que el
pensador E. Y. Mullins definió diciendo: “una
forma de panteísmo idealista que cancela todas las formas de experiencia en un
Absoluto que al fin las absorbe”.
Aunque Barth diga luego: “No nos está permitido buscar las tinieblas en Dios mismo; porque El
es el padre de la luz”, no
puede impedir que se arribe a aquella conclusión lógica ineludible, aunque de
fondo absurdo. En efecto, aun esta última declaración de Barth, aparentemente
sensata, contiene elementos dudosos, pues no plantea una definición categórica
que no permita dudas al respecto. Por el contrario, puede inferirse que hay tinieblas, pero no tenemos
permiso para buscarlas. Y la razón que aduce: “porque El es el Padre de la luz”, tampoco arregla la cuestión,
ya que la luz fué creada por Dios, pero las tinieblas surgieron del No de Dios
según el propio Barth, y esto nos coloca otra vez en la anterior encrucijada
del pensamiento barthiano, cuya única salida lógica desemboca en el panteísmo.
Muy distinto es el lenguaje de las Sagradas Escrituras, que dicen, sí, que
Dios es el Padre de las luces (Stg.
1: 17), y también nos dicen, en forma terminante y categórica: “DIOS ES LUZ Y EN EL NO
HAY NINGUNAS TINIEBLAS”. (1ª Jn. 1: 5).
Barth nos
habla, además, del mal como de la
realidad a espaldas de Dios, ante la cual El pasó de largo. ¡Cuán poco
conoce de la Gloria de aquellas espaldas! ¡Moisés que la vió, bajó del monte
con la faz resplandeciente! (Ver Ex. 33: l8- 23 y 34: 29, 30).
Hermanos: la única profecía con la cual comulgan
estas teorías barthianas del mal, no es bíblica sino filosófica. Yo la encuentro en aquel otro alemán vuelto
loco, el filósofo NIETZCHE, quien en su libro “Más allá del bien y del mal”,
escribió:
“Ahora amigos míos, unidos nosotros, seguros de la victoria, solemnicemos
la fiesta de las fiestas. El amigo Zaratustra llegó, llegó el huésped de los
huéspedes. Ved, el mundo sonríe, la niebla se disipa... SE DESPOSA LA LUZ CON
LAS TINIEBLAS”.
Y también hallo que la profecía bíblica que le
sale al paso, la clamó Isaías, profeta del Dios Altísimo:
“Ay de los que a lo malo dicen bueno y a lo bueno
malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo
amargo por dulce, y lo dulce por amargo! Ay de los sabios en sus ojos, y de
los que son prudentes delante de sí mismos”. (Is. 5: 20, 21).
También Pablo, apóstol de Jesucristo, había
clamado:
“¿Que compañía tiene la justicia con la injusticia?
Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial?
(2ª Co. 6: 14, 15).
Ya Juan apóstol había denunciado el misterio
abominable:
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los
espíritus si son de Dios: porque muchos falsos profetas son salidos en el
mundo”. (1ª Jn. 4: 1).
Hermanos: oíd nuevamente la voz apostólica:
“Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas
sutilezas, según las tradiciones del los hombres, conforme los elementos del
mundo y no según Cristo”. (Col. 2: 8).
Un Barthiano o Neo-ortodoxo, puede levantarse en una cátedra o un púlpito
cristiano y decir: “Yo creo que la
Biblia es Palabra de Dios”, y engañar a los simples que no saben o no
entienden que aquél solo significa: como
testimonio de Jesucristo, pero no porque la Biblia fue Inspirada por
el Espíritu Santo.
Un Barthiano puede decir: “Yo creo en el Dios Trino”, y subjetivamente entender tres modos de ser y no tres Personas distintas y un solo Dios
verdadero.
Un Barthiano puede predicar sobre el Diablo y el demonio, y
subjetivamente entenderlo no como un ser o seres reales, personales, sino como
especie monstruosa e irreal, abstracta y fantástica, de algo que es lo que no es y creer
que tales abominaciones surgieron, así de abominables, de la potencia del No,
del mismo Dios.
Un Barthiano puede usar con doble, triple o
cuádruple sentido, tanto le da, cualquier terminología fundamental bíblica y
por lo tanto cristiana, que si no los discernimos en su error los aceptaremos
por buenos, engañándonos miserablemente.
Pero, a quienes los barthianos no engañan, es a
los modernistas consetudinarios. Estos saben bien que el Barthianismo no es
más que NUEVO MODERNISMO. Es
por eso que han aceptado a Barth casi al cien por ciento. Y ahora se nos
presentan esos mismos modernistas de antiguo cuño y nos dicen cándidamente que HAN CAMBlADO. Pero lo que no
nos dicen, es que NO HAN ACEPTADO LA FE GENUINAMENTE BIBLICA, SINO LOS MODOS DE EXPRESION DEL
BARTHIANISMO Y QUE, POR ELLO, SON MAS MODERNISTAS AUN QUE ANTES.
Este actual modernismo es peor que el antiguo,
porque el antiguo era franco y negaba abiertamente, mientras que el
neo-modernismo se nos acerca con su baba sibilina y usa nuestros términos
cristianos y bíblicos para interpretarlos anticristiana y antibíblicamente.
HERMANOS: escuchemos la profecía que pregona:
“Y DESPERTARE TUS HIJOS, OH SION, CONTRA TUS HIJOS,
OH GRECIA, Y TE PONDRE COMO ESPADA DE VALIENTE”. (Zc. 9: 13).
Respetando toda exégesis, diremos que este texto
establece, además, una línea divisoria entre dos campos: por un lado, Grecia, simbolizando los sabios
con la sabiduría del mundo vuelta loca, la filosofía, el racionalismo, la
dialéctica,
la incredulidad; por otro lado, los hijos
de Sión, los hijos de la promesa, los hijos de Dios, los testigos de
Cristo, los héroes y mártires de la fe. Y como alguien ha dicho: HA LLEGADO LA HORA DE ELEGIR ENTRE LA
TINTA DE LOS SABlOS Y LA SANGRE DE LOS MARTIRES. Ha llegado la
hora de elegir entre la autoridad de los libros de Karl Barth y la Autoridad de
los Libros del Espíritu Santo que integran la Biblia. Ha llegado, otra vez, la
hora de elegir entre el Modernismo y la FE DE JESUCRISTO. ¡Esta es la hora de
la batalla!
“ESCOGEOS
HOY A QUIEN SIRVAIS, QUE YO Y MI CASA SERVIREMOS A JEHOVA”. (Jos. 24: 15).
[1] “Shylok”, es un personaje de “El Mercader de Venecia”,
de Shakespeare; un prestamista que obligó a su deudor, con el compromiso de
dejarse cortar una libra de carne de su propio cuerpo, si acaso no cancelaba su deuda en el plazo establecido.
[2] “Deísmo”: falsa doctrina que
aunque admite la existencia de Dios, lo entiende y presenta como totalmente
desligado de la Creación y exento de interés para con las escrituras. Niega
toda clase de Revelación.
[3] Hablando de la “Neo-Ortodoxia”, el propio Dr. B.Foster
Stockwell nos dice que puede considerarse al teólogo inglés Peter Taylor
Forsyth (1848-1921) con su “Teología Positiva”, como un precursor, pues atacaba al liberalismo y al
fundamentalismo a la vez. Pero retenía los elementos de la crítica destructiva,
pues negaba la inspiración verbal y plenaria de las Escrituras, aunque ello en
nada impide que el Dr. Stockwell recomiende a los pastores latinoamericanos el
estudio de las obras de dicho teólogo, lo cual dice: “servirá grandemente para
profundizar su pensamiento y hacer más evangélica y bíblica su predicación”.
(“Cuadernos Teológicos”, 2ª semestre 1952).