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INDICE
I)
Antiguo modernismo: Racionalismo
2)
�Qu� es el Racionalismo?
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3)
�Qu� es la Teolog�a
liberal?
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4)
Corrientes
Modernistas-Racionalistas en los tiempos Apost�licos ����� �����
5)
Corrientes
Modernistas-Racionalistas desde el siglo II hasta nuestros d�as
Il)
Nuevo modernismo:
Barthismo; Neo-Ortodoxia (V�nculo
a segunda parte)
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La
Escuela B�blica de Teolog�a �A.L.E.R.T.A.�, presenta una serie de estudios
relacionados con las grandes �Se�ales de los Tiempos�, que nos advierten del
cumplimiento de profec�as precursoras de la venida del Se�or para arrebatar a
su Iglesia.
Dichos
temas ser�n tratados en forma clara y concisa, con el prop�sito de clarificar
el pensamiento cristiano sobre distintas corrientes que, actuando desde dentro
y fuera de la Iglesia, ejercen su influencia negativa en esta hora decisiva e
hist�rica.
Estamos
seguros que con la ayuda del Se�or, hemos de aportar una contribuci�n necesaria
para discernir la actitud b�blica a asumir por los fieles y que es deber
ineludible conocer, pues todos, inevitablemente, debemos sentirnos actores
responsables del acontecer evang�lico en la santa vigilia del anhelado retorno del
Se�or.
Este
primer trabajo que presentamos, versa sobre el tema: ��QU� ES EL
MODERNISMO? FALSOS CRISTOS Y FALSOS PROFETAS�. La sola menci�n de su
t�tulo evidencia la importancia y trascendencia de los puntos involucrados, que
su autor considera dentro de un planteo b�blico e hist�rico bastamente
documentado y en estilo tal que introduce al ne�fito, sin carecer por ello de
elementos que lo recomiendan al juicio de los entendidos.
Plegue
a Dios que halle eco en muchos corazones.
JOSE M. DI PARDO
�Prof. Historia de la Iglesia
HERMANOS EN EL SE�OR JESUCRISTO:
Constre�ido por el amor de Dios, a su Santa Palabra y a la
Iglesia que el Se�or gan� con su preciosa sangre y seguro de su ayuda, os
invito a aplicarnos al estudio de la Biblia y de la Historia, con el prop�sito
de discernir �para precavernos- la m�s terrible plaga que jam�s azot� a la grey
cristiana: �EL MODERNISMO!
Desde luego, tan compleja y vasta materia apenas podr�
bocetarse en un trabajo como �ste que, por su contenido y metraje s�lo pretende
ser una sencilla introducci�n sin�ptica al estudio de la misma, de car�cter
general y popular.
Ante todo, debemos establecer que la iniciativa de la
acci�n, en el misterio del enga�o, corresponde al mismo Satan�s, pues �ste:
��Cuando
habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso y padre de mentira�. (Jn.
8:44).
�Esto nos capacita para entender que las
palabras del Se�or:
�Se levantar�n falsos Cristos y falsos profetas�. (Mt. 24:24).
refieren
primordialmente a esp�ritus infernales, que, simulando ser el mismo Se�or Jes�s
(falsos Cristos), se manifestar�n por medio de instrumentos humanos (falsos
profetas).
�
Quienes conozcan apenas algo de la m�ltiple acci�n de los
esp�ritus fraudulentos actuantes en el campo diab�lico del Espiritismo,
comprender�n mejor el misterio. As� como un medium espiritista es el instrumento usado por un demonio
para hacer creer -pongamos por caso- a una mujer viuda, que el propio esp�ritu
de su difunto esposo le habla; as�, hermanos, existen demonios escogidos que se
hacen pasar por el prometido Esposo de la Iglesia, Jesucristo.
�Y no es maravilla, porque el mismo Satan�s se transfigura en �ngel de
luz. As� que, no es mucho si tambi�n sus ministros se transfiguran como
ministros de justicia�. (2� Co. 11:14, 15).
Tales esp�ritus enga�ar�n a ciertos hombres, que, por
haberse apartado de la Verdad revelada en la Palabra de Dios, caer�n f�cilmente
como v�ctimas de los mismos demonios, cuya existencia real ponen en duda o
niegan.
�Empero el Esp�ritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos
algunos apostatar�n de la fe, escuchando a esp�ritus de error y a doctrina de
demonios�. (1� Ti. 4:1).
Los esp�ritus de error, pueden hacerse o�r, actuando como malicias
espirituales, en el campo mental humano (Ef. 6:12). Desde luego, no se
presentar�n como tales, sino que aparecer�n en el plano mental de ciertos pensadores, como influencias
altamente inteligentes, para insinuarles nuevas
o m�s profundas ideas
sobre determinados problemas del Saber. Y esos hombres, �vidos de
aprehenderlas, se abrir�n plenamente a esas influencias, que los ir�n
envolviendo sutil y paulatinamente hasta llegar a dominarlos, enga��ndolos en
tal manera que creer�n haber sido inspirados por Dios... Y saldr�n de sus
gabinetes de estudio a proclamar sus nuevas
verdades, sin discernir que s�lo difunden doctrinas de demonios.
Mucha gente, en el campo del modernismo, vive tal o muy
parecida tragedia interior. La Palabra de Dios revela su enga�o, pero los
modernistas, por su formaci�n intelectual, est�n predispuestos en contra,
precisamente, de los mismos textos b�blicos que declaran esos misterios. Otras
veces, razones de prestigio,
concepto propio, posiciones, influencia, fama, act�an en esos hombres como
elementos inhibitorios. �Ojal� que muchos de ellos reciban este mensaje y lo
mediten con sincera oraci�n!
Y en cuanto a nosotros, hermanos, jam�s olvidemos la
amonestaci�n de la Palabra de Dios, que nos previene:
�Amados, no cre�is a todo esp�ritu, sino probad los esp�ritus si son de
Dios; porque muchos falsos profetas son salidos en el mundo.�
��...y todo esp�ritu que no
confiesa que Jesucristo es venido en carne, no es de Dios: y �ste es el
esp�ritu del anticristo...� (1� Jn. 4:1, 3)
S�lo la
ignorancia voluntaria por desidia en el estudio de la Biblia; la imprudencia,
falta de vigilancia y de oraci�n; la indiferencia por enfriamiento de la
caridad o cobard�a moral; la desobediencia, la complicidad con los ap�statas
por compromisos personales o intereses creados, etc., pueden acarrear a
creyentes su m�s vergonzosa derrota en manos del diablo, que busca introducir
su falsa doctrina en el seno de organizaciones cristianas y aun de las mismas
Iglesias locales, con el prop�sito de preparar el camino al anticristo. �ALERTA
HERMANOS!, contra los errores de aquellos que, ENGANARAN, SI ES
POSIBLE, AUN A LOS ESCOGIDOS. (Mt. 24:24).
Es un desmedido amor a lo novedoso en desmedro de lo
antiguo; algo as� como aquel prurito intelectual que padec�an los Atenienses
que contendieron con Pablo, quienes:
�
�
��...en ninguna otra cosa
entend�an, sino o en decir o en o�r alguna COSA NUEVA�. (Hch. 17:21).
Es, adem�s, un falso esp�ritu de progreso, que comienza por concebir insatisfacci�n con lo que
se es o lo que se tiene, e impulsa a ir m�s all�... sin restricciones de
ninguna especie.
�Trasladado al campo
teol�gico, ese esp�ritu progresivo,
llega al extremo de rebajar y aun desechar la Autoridad de la Palabra de Dios,
critic�ndola primero, mutil�ndola luego, para finalmente anularla y
reemplazarla con la falsa autoridad de los pensamientos de los hombres.
�El ap�stol Juan nos
da una excelente definici�n del modernismo, al decirnos:
��Cualquiera que se rebela y no
persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios�. (2�
Jn. v. 9).
�REBELION! Un alzamiento contra la doctrina de
Cristo tal como registrada en la Palabra de Dios, provocado por aquellos que
caen en el abismo de la incredulidad por haber puesto sus pies en el tropiezo
de la duda. Hombres que NO TIENEN A DIOS, aunque algunos de ellos
creen no s�lo que lo tienen, sino que, HASTA LO SON...
�Y por tratarse de REBELION, el
modernismo se ubica en el tiempo de la Historia que registra la ca�da de aquel �QUERUBIN
CUBRIDOR� ahora conocido como el Diablo, quien se dijo:
�Subir� al cielo... junto a las estrellas de Dios entrelazar� mi solio...
y SERE SEMEJANTE AL ALTISIMO�. (Is. 14:13, 14).
Subir�... subir�... �Y CAYO! �Como ca�ste del cielo, oh Lucero, hijo de la ma�ana�. (Is.
14:12). Ca�do del cielo, Satan�s obr� en la tierra. GENESIS 3:1 a 5, nos
informa del proceso por el cual logr� hacer modernista al hombre, comenzando
por cuestionar la Palabra de Dios e insufl�ndole su mismo deseo de rebeli�n con
su mal�fica insinuaci�n: NO
MORIREIS... SEREIS COMO DIOSES... Y las criaturas se rebelaron contra
el Creador en vano y absurdo intento de hacerse a s� mismas, DIOS.
Concluimos
entonces que la paternidad
espiritual del modernismo, corresponde a Satan�s. Le siguieron los �ngeles que
a su influjo se sometieron, o sea, los demonios, y finalmente, el hombre. Por
lo tanto, el modernismo es tan viejo como el mismo Diablo, pero ha ido remoz�ndose a trav�s de los
siglos. Veremos de seguirle las huellas.
Es el
pretendido fondo intelectual en que se apoya la rebeli�n del modernismo, para
pasar por aceptable. Como el modernismo es rebeli�n contra la doctrina de Cristo, debe
entonces producir su propia doctrina
para oponer a aquella. Y en cuanto decimos doctrina
significamos LAS PALABRAS que la revelan. Pero como las palabras son
inseparables del pensamiento y �ste es inseparable de la raz�n, concluimos que
el modernismo, para producir alguna especie de doctrina, deber� hablar ciertas
palabras y para ello, usar en alguna manera, la raz�n.
Cabe
decir que si usamos la raz�n como debe ser usada de acuerdo con la ley del
Creador y por lo tanto, en sumisi�n de Dios y a Su Santa Palabra, nuestros
razonamientos ser�n correctos, las palabras que los expresan ser�n verdaderas,
las doctrinas sanas y los hechos ciertos. Pero, haced que la raz�n se nutra de
la rebeli�n del modernismo y resultar� entonces el RACIONALISMO.
Precisamente,
el racionalismo parte del principio de independencia, que en el fondo s�lo es
REBELION CONTRA DIOS, ya que no acepta sumisi�n a nadie que no sea la propia
raz�n del racionalista. Pero �ste confunde tal rebeli�n con libertad y gusta de llamarse amplio, universal o liberal,
sin apercibirse que ha traspuesto los amplios portales del LIBERTINAJE para
caer en la estrecha c�rcel de su propia limitada raz�n, esclava de Satan�s. Se
prueba esto, por el hecho de que el racionalismo, en sus extremos m�s
virulentos,
ha llegado a rechazar completamente la Autoridad de las Sagradas Escrituras, ha
cuestionado la misma realidad hist�rica del Se�or Jesucristo y hasta ha negado
la misma existencia de Dios.
La edad de oro del racionalismo, es
la edad de la raz�n y ciencia humana. De esta �ltima uni�n RAZON-CIENCIA,
surgi� el racionalismo mal llamado cient�fico,
e infiltrado �ste en el campo de la religi�n, produjo esa especie h�brida de la
llamada TEOLOGIA LIBERAL, o sea, el Modernismo
Racionalista o Racionalismo
Religioso, corno se quiera. La calificamos de h�brida por cuanto no posee virtud alguna para engendrar
hijos de Dios, pero aclaramos que es sumamente prol�fica en la engendraci�n de
incr�dulos.
3)� �Qu� es la �Teolog�a liberal� o
�Modernismo Racionalista� o �Racionalismo Religioso�?
Es la trilog�a del
error que se define como las ideas o razones de los hombres que no han perseverado
en la doctrina de Cristo y se han rebelado contra la Palabra de Dios, aunque
presentadas en t�rminos religiosos
de tal semblante, que, sin serlo, pasan por cristianas.
Es el maridaje entre
una religi�n sin sangre y una
ciencia sin esp�ritu, o sea,
entre una religi�n espiritualista
y una ciencia materialista.
Los te�logos liberales se han levantado contra la Ciencia de Dios; han
rechazado la ofensa de la Cruz y el Evangelio de la Salvaci�n por la fe en la
sangre preciosa del Cordero Jesucristo, al que califican insolentemente de
CARNICERIA; han alegorizado o espiritualizado
los pasajes de las Escrituras en que se basan las doctrinas fundamentales del
Cristianismo, hasta volatilizarlos
o hacerlos desaparecer como hechos reales y de fe, present�ndolos como si
fueron par�bolas, leyendas o mitos. Por andar siempre del brazo con las
teor�as pseudo cient�ficas en boga que les atraen
como la luz artificial
a los insectos, se dicen y desdicen a cada paso. La verdadera Ciencia, jam�s
podr� rebelarse contra la Ciencia de Dios, pero la falsamente llamada ciencia, s�. (Ver 1� Ti. 6:20, 21).
El creyente, reconoce
su propia limitaci�n y se somete a la Palabra de Dios y halla que �sta es
perfectamente razonable y verdadera. El hombre de fe, humilde y agradecido,
razona y cree.
El te�logo liberal,
en cambio, se mide a s� mismo con la ancha medida de su sobreestimaci�n
personal, no se somete a la Palabra de Dios y en su racionalismo religioso,
s�lo cabe lo que su mente finita decide creer, una vez que ha juzgado con su
corto alcance y escaso juicio a las insondables razones de Dios y ha negado a
muchas de �stas, divinidad. El hombre orgulloso y sin fe, razona
equivocadamente
y niega. El te�logo liberal es por ello un incr�dulo que se dice creyente y
pasa por tal sin serlo.
��Estos son falsos ap�stoles, obreros fraudulentos,
transfigur�ndose en ap�stoles de Cristo�. (2� Co. 11:13).
4)� Corrientes
Modernistas-Racionalistas en los tiempos Apost�licos.
FARISEOS:
agregaban a la Palabra de Dios sus tradiciones e interpretaciones rab�nicas
que finalmente invalidaban la Palabra.
SADUCEOS: quitaban a
la Palabra; negaban la inmortalidad y por ende, la resurrecci�n. Eran
materialistas.
Ambas
sectas fueron calificadas por Juan el Bautista como GENERACION DE VIBORAS (Mt.
3:7). Agregar o quitar a la Palabra, es trabajo viperino pasible de graves
castigos.
(Ap. 22:18, 19).
ESENIOS: Orden mon�stica en sus
adeptos m�s fan�ticos. Eran asc�ticos y vegetarianos. Cre�an en la inmortalidad
del alma pero no en la resurrecci�n del cuerpo. No participaban de los
sacrificios establecidos en la Ley y oraban mirando al Sol. Sus mas fervientes
adeptos prohib�an el matrimonio, pero adoptaban ni�os a quienes ense�aban sus
doctrinas y en quienes se perpetuaban. Algunos dicen en nuestros d�as que al
Se�or Jesucristo lo educaron los esenios (!) . Quienes tal dicen, no conocen a
Cristo, ni a los esenios, ni a la Palabra de Dios.
EPICUREOS: Materialistas, ateos,
sensuales: comamos y bebamos que
ma�ana moriremos.
ESTOICOS: El otro extremo.
Espiritualistas y ascetas: heroicos en sus esfuerzos por dominar las pasiones.
Pero eran pante�stas y por lo tanto monistas, creyendo que esp�ritu y materia
son una solo cosa, con la obligada conclusi�n: Yo tambi�n soy Dios.
GNOSTICOS: Este calificativo deriva
de gnosis que significa conocimiento. Pretend�an poseer
una clase de sabidur�a muy especial
y acusaban a los ap�stoles de no haber sabido interpretar correctamente los
textos del Antiguo Testamento. Su doctrina consist�a fundamentalmente en creer
que los seres y las cosas derivaron de emanaciones
del Ser Supremo, �eones�, que
fueron posando por progresiva degeneraci�n aunque luego iniciar�an un
progresivo perfeccionamiento hasta volver a su estado original. Una especie de
teosof�a que ense�aban en privado. Negaban las escrituras y se opon�an por
igual al Juda�smo y al Cristianismo. Con su filosof�a, trataban de dar cuenta de la Creaci�n, con lo
cual ten�an la pretensi�n de ser cient�ficos.
All� tenemos el enlace entre la falsa ciencia y la falsa teolog�a, consumado en
pretendidos sabios que
presum�an poseer nuevas luces.
Por su m�todo de trabajo, introduci�ndose en los hogares de los creyentes para
desviarlos de su fe, el ap�stol Juan orden� o los fieles no recibirlos en sus
casas ni decirles bienvenidos (2� Jn. v.
10). Contra los gn�sticos, fueron escritas las siguientes ep�stolas:
Colosenses; Primera de Pedro; Primera y Segunda de Juan.
Ahora haremos especial
menci�n de otra rama modernista-racionalista a la cual, de conformidad con el
ap�stol Pablo, denominaremos GANGRENISMO.
�Mas evita profanas y vanas parler�as; porque muy
adelante ir�n en la impiedad. Y la palabra de ellos carcomer� como gangrena: de
los cuales es Himeneo y Fileto; que se han descaminado de la verdad, diciendo
que la resurrecci�n es ya hecha, y trastornan la fe de algunos�. (2�Ti.
2:16-18).
La herej�a as� expuesta, era la m�s peligrosa, por
su elemento dial�ctico.
Usamos este t�rmino, �nicamente en su sentido primario de modos de decir o modos
de expresi�n o modos de razonar.
Ya veremos que no es sino un sin�nimo moderno del vocablo usado por el ap�stol
Pablo: �PARLERIA!. En verdad, el t�rmino paulino inclu�a una significaci�n
compuesta: VACIO, aunque SONIDO. Es decir, palabras huecas, carentes de
sustancia, pero altisonantes, efectistas. Bien lo expresa nuestra excelente
Versi�n Reina-Valera: VANAS PARLERIAS.
�
Con todo, el gangrenismo se las ingeniaba para
utilizar ciertos modos de decir o de dial�ctica,
que lograba lo que a primera vista
parecer�a imposible: NEGAR AFIRMANDO.
Himeneo y Fileto atacaban la doctrina de la
resurrecci�n corporal y negaban, por lo tanto, la salvaci�n del cuerpo. Con ello daban por falsa la misma
resurrecci�n f�sica del Se�or Jes�s y anulaban impl�citamente la esperanza
cristiana de igual resurrecci�n y del retorno del Se�or. Pero �y aqu� est� la
sutileza dial�ctica� negaban todo eso, vali�ndose de una afirmaci�n: �YA HEMOS
RESUCITADO!, o como lo registra San Pablo: �LA
RESURECCION ES YA HECHA�. Con ello significaban que la resurrecci�n s�lo
ten�a lugar en la conversi�n, que la venida del Esp�ritu era entonces la tal segunda venida del Se�or y que al morir, el alma
del creyente abandona para siempre el cuerpo.
De modo que un sencillo creyente pod�a escuchar de
labios de un gangrenista estas palabras: Los creyentes ya hemos resucitado con Cristo, y al o�rlas bat�a palmas, pues en
sentido espiritual es cierto; pero, si todo lo que significa RESURRECCION ya fue hecho en el
creyente, entonces cuanta doctrina b�blica tiene que ver con la victoria sobre
la muerte y el sepulcro cae a tierra y es negada punto por punto. �Cu�n
enga�oso era, pues el gangrenismo!
Otro de sus agravantes, consist�a en que no
atacaba al cuerpo de la Iglesia desde afuera, como lo hac�an otros enemigos,
sino que atacaba desde adentro. Y lograba enga�ar, s�, a�n a los escogidos, puesto que
Pablo ap�stol tuvo que escribir: �Y
TRASTORNAN LA FE DE ALGUNOS�.
�
Hermanos: en base a esta revelaci�n de la Palabra
de Dios, afirmamos que las herej�as ultramodernas que nos afligen, se basan en
principios intelectuales dial�cticos del modernismo racionalista del Siglo I.
Cuanto modo de decir o de dial�ctica haga ruido en nuestro
Siglo XX, es un reto�o del gangrenismo de Himeneo y Fileto, denunciado por
Pablo ap�stol como la forma m�s avanzada de la impiedad.
��Nada hay nuevo bajo el Sol�. (Ec. 1:9).
5) Corrientes
Modernistas-Racionalistas, desde principios del Siglo II hasta nuestros d�as.
CERDONITAS,
MARCIONITAS, APELIANOS. (Siglo II).
Los tratamos en conjunto,
pues derivaron unos de otros. Y diremos que sus g�rmenes han permanecido a
trav�s de los siglos sea manifiesta o subyacentemente, hasta hoy.
No
cre�an en la Inspiraci�n de las Escrituras. Negaban el Antiguo Testamento y
gran parte del Nuevo. Rechazaban la engendraci�n virginal del Se�or, la
resurrecci�n corporal, etc.
CERDON,
s�lo aceptaba Lucas sin los dos primeros cap�tulos.
MARCION,
disc�pulo de Cerd�n en su ANTITESIS,
trat� de demostrar las grandes diferencias que -seg�n �l- exist�an entre el
Dios del Antiguo y el Dios del Nuevo Testamento. Su argumentaci�n consist�a en
contrastar lo severo de la Ley con la benignidad de Jesucristo, sin entender,
claro est�, la procesi�n de las Dispensaciones y el Gran Cumplimiento en el
Cordero de Dios, inmolado sobre la cruz. Marci�n, por lo tanto, es el
progenitor de la obra de la llamada Cr�tica
Moral de nuestro tiempo pues afirmaba como en ciertos casos lo ha hecho
�sta, que el car�cter del Dios del Antiguo Testamento no concuerda con el del
Dios revelado en Jesucristo, con lo cual conclu�a que el Antiguo Testamento
no fue inspirado por Dios.
Esto
ocurr�a all� por el Siglo II, pero aun hoy, en pleno Siglo XX, sigue
ocurriendo.
BROMLEY
OXNAM, obispo metodista en los Estados Unidos, aparece en su libro �Preaching
in a Revolutionary Age�, o sea, �Predicando en una edad revolucionaria�, pp. 78
y 79, citando y escribiendo as�:
�Hugo
Walpole en �Winstersmoon�, relata de un padre e hijo en la Iglesia. El anciano
rector ley� del Antiguo Testamento y el muchacho aprendi� sobre el terrible
Dios quien envi� plagas sobre el pueblo y mand� serpientes ardientes para
asaltarles. Esa noche, cuando el padre, pas� frente al dormitorio del ni�o, el
hijo lo llam�, lo abraz� y le dijo: Pap�, t� odias a Jehov�. Yo tambi�n. Lo
aborrezco, sucio mat�n.
Hace mucho tiempo ya que nosotros hemos rechazado un
concepto de reconciliaci�n asociado hist�ricamente con una idea de una Deidad
tan aborrecible. Dios, para nosotros, no puede ser conceptuado como un Ser
enojado, terrible, vengador, quien por causa del pecado de Ad�n debe tener su
libra de carne a lo Shylok.[1]
Con raz�n el ni�o honrado, en repugnancia justificable, pod�a decir: sucio
mat�n�.
Hasta aqu�, la cita que no deseamos calificar, S�lo diremos, con el
arc�ngel Miguel:
��EL SE�OR TE
REPRENDA�. (Jud. v. 9).
WILLIAM OLIVER STEPHENS,
presbiteriano, en un art�culo de su firma aparecido en �The Presbyterian
Tribune�, Octubre 1951, nos dice que:
�En los libros que preceden a los profetas se nos muestra a un Dios tan
repugnante que s�lo puede ser comparado a Hitler y su camarilla�.
�Repetimos
otra vez: EL SE�OR TE REPRENDA.
Los Marcionitas, de los
cuatro Evangelios s�lo aceptaban Lucas sin los dos primeros cap�tulos. De los
dem�s libros del Nuevo Testamento, Marci�n s�lo admit�a las ep�stolas de
Pablo. Ten�an adem�s otros errores fundamentales en com�n con los Maniqueos del Siglo III y los Docetistas, quienes
negaban la realidad del cuerpo f�sico del Se�or Jesucristo. Con todo, algunas
Iglesias Marcionitas posteriores volvieron a la fe.
APELIANOS: seguidores de Apeles. Negaban la
engendraci�n
virginal aunque manten�an que Jesucristo era hijo de Dios y del Esp�ritu Santo y efectivamente
hab�a encarnado en un cuerpo humano, pero no en la virgen Mar�a. Seg�n Apeles,
el Se�or hab�a sido engendrado por los cuatro elementos, tomando una parte de
cada uno de ellos que devolvi� luego al volver al cielo... Rechazaban la
Autoridad
del Antiguo Testamento y sosten�an que los profetas estaban llenos de errores y
contradicciones. Apeles escribi� un tratado para probar la falsedad de los escritos de Mois�s.
Los errores de todos esos heresiarcas, continuaron
en diversas formas y a trav�s de distintos canales, n�tidamente hasta el Siglo
V, y luego algo m�s sutilmente dilu�dos aunque siempre presentes, hasta nuestros
propios d�as, como en parte lo llevamos visto.
Pero necesitamos hacer un alto en la mitad del
SIGLO XVII, cuando, al decir de un
historiador:
�Por la fatiga que
experimentaba la humanidad a causa de luchas teol�gicas y guerras religiosas,
las gentes comenzaron a creer que la religi�n y en especial la Cristiana, era
la causa de sus calamidades. Y comenz� a surgir en muchos hombres, la idea
racionalista con un vigor inusitado, fundada en que si se rechazaban las
supersticiones y cada uno viviera seg�n los dictados de su raz�n, amanecer�a un
mundo nuevo de paz y fraternidad universal�. (W. J.
McGlothlin).
Al llegar el SIGLO XVIII, se definen a�n m�s esas
tendencias racionalistas modernas, entre las cuales el De�smo[2]� de Tom�s Payne y los escritos del ateo
Voltaire, eran consp�cuos.
La ecuanimidad obliga a reconocer algunas
conquistas en el campo de las libertades humanas b�sicas, pero lamentablemente
sobrevino un declarado libertinaje, expres�ndose quejas amargas �aunque no
siempre infundadas� contra la Iglesia, y duras �aunque siempre infundadas�
cr�ticas a la Biblia.
Este �ltimo embate del error, fue la placenta que
incub� y nutri� a la EDAD DE LA CRITICA, de modo que en el SIGLO XIX, el racionalismo religioso concentr�
sus ataques contra la Palabra de Dios.
El auge de las ciencias y el af�n de estar a tono
y al d�a con ciertos pretendidos descubrimientos
cient�ficos, hizo que muchos te�logos abandonaran la Revelaci�n de la
Biblia
y abrazaran las nuevas ideas que, del transformismo y la evoluci�n de las
especies, aventuraran, m�s que establecieran, Lamark y Darwin. Recomendamos,
de paso, la excelente obra titulada �LA TEORIA DE LA EVOLUCION Y LOS HECHOS DE
LA CIENCIA�, del Profesor HARRY RIMMER, traducida por el hno. Jos� M. Rodr�guez
y publicada por la Junta Bautista de Publicaciones, en cuya obra el erudito
Profesor Rimmer, refuta las teor�as evolucionistas.
La cr�tica destructiva comenz� a descartar grandes
secciones del Antiguo y aun del Nuevo Testamento. Hermanos, la Cr�tica
reverente, Cr�tica propiamente dicha, tiene su lugar leg�timo y loamos a Dios
por los buenos cr�ticos creyentes que han cruzado sus armas siempre
victoriosas contra los argumentos del error; pero lamentablemente, por falta de
vigilancia y celo, se introdujeron encubiertamente en la Cristiandad, tal como
lo predijeran los ap�stoles, ciertos doctores
que trajeron al seno del Cuerpo, los bacilos de la mal llamada Alta Cr�tica, con su misi�n
demon�aca de desmembrar a la Biblia, al punto que aun desde muchos Seminarios
Teol�gicos, otrora leales a la Palabra de Dios, comenz� a manar una corriente
de incredulidad contra los escritos b�blicos.
Fue por el a�o 1890, que los corifeos del
modernismo racionalista levantaban sus voces irreverentes e incr�dulas, negando
cada doctrina cristiana y b�blica: y como triste saldo, el escepticismo, la
incredulidad, invadieron a muchos ministros y cuerpos eclesi�sticos; aunque
justo es consignar que preclaros varones, fieles creyentes en la Palabra de
Dios a quienes se ha dado en llamar FUNDAMENTALISTAS, fueron levantados por el
Se�or en todas las confesiones evang�licas para testificar a la Verdad de Dios
y exponer e impugnar las herej�as. A pesar de ello, los modernistas no
cejaron en su empe�o.
�LA ENTRADA
A NUESTRO SIGLO XX, se hizo en muchos ambientes y en muchos respectos, por la
ancha puerta de la duda y aun de la negaci�n. Pero el fruto amargo del
modernismo racionalista mostr� pronto su naturaleza diab�lica, ya que sus
conclusiones desembocaban irremisiblemente en la m�s completa incredulidad, al
punto que sus l�neas fronterizas extremas apenas si pod�an distinguirse de las
del ate�smo m�s declarado.
Un ejemplo de lo que
decimos, lo trajo a colaci�n el fiel hermano bautista, Misionero ROBERTO F.
ELDER, en su conferencia titulada �EL MODERNISMO�, pronunciada ante la
Asociaci�n de Pastores Bautistas, en el a�o 1925:
�R. J. Campbell, de
Londres, escribi� (m�s o menos en 1907) su libro �LA NUEVA TEOLOGIA�. El m�s
renombrado ateo de Inglaterra, Blatchford, dijo: Como socialista agn�stico,
estoy naturalmente contento con el libro. Mr. Campbell es un ministro cristiano
y yo soy un periodista ateo y la diferencia entre su religi�n y la m�a es tan
peque�a que no vale la pena discutirla. Mr. Campbell rechaza las doctrinas de
la ca�da y de la expiaci�n; niega la deidad de Cristo, su
concepci�n virginal y la infalibilidad de la Biblia y rechaza la idea del
castigo divino y de un infierno sin fin. YO TAMBIEN. Mr. Campbell abandona la
idea ortodoxa del pecado y dice que el ego�smo es el pecado y que el altruismo
es la moralidad y la salvaci�n. YO TAMBlEN�.
Otro fiel hermano bautista, el Misionero JAIME C.
QUARLES, tradujo al castellano la vigorosa obrita �FE Y LA FE�, de T. T. EATON.
En su p�gina 78, tenemos otro ejemplo que corrobora cuanto venimos afirmando:
�Ante una Asamblea en Detroit, el Dr. Osgood ley� de algunas hojas de
papel lo que �l llamaba las conclusiones de la �cr�tica superior�. En el
auditorio hab�a muchos conocedores y partidarios de la �cr�tica superior�. El
Dr. Osgood pidi� que se le corrigiera si sus afirmaciones conten�an alguna
inexactitud. Pero nadie hizo la menor objeci�n ni rectificaci�n. �CUAL NO SERIA
EL ESTUPOR DEL AUDITORIO AL DECLARAR EL CONFERENCIANTE QUE TODO CUANTO EL HABlA
LEIDO, LO HABIA EXTRAIDO DE LOS ESCRITOS DE LOS ATEOS DEL SIGLO �XVIII�.
Negando los escritos de Mois�s, algunos de los
cuales califica de folklore o
leyendas aut�ctonas desprovistas de toda veracidad hist�rica y por ende sin
autoridad doctrinal; cuestionando una y otra vez la palabra de los profetas y
de los ap�stoles; la cr�tica destructiva fu� carcomiendo como gangrena, el
seno de todo sector de la Cristiandad que hab�a perdido su primer amor a la
Palabra de Dios. Lleg� tambi�n a nuestras playas y muchos fueron, poco a poco,
envueltos y por fin enga�ados y arrastrados por esa corriente. Aun algunos que
en un principio resistieron, luego, envueltos por amistades y compromisos
personales, fueron silenci�ndose, cuando no se constituyeron en colaboradores.
Veamos algunos ejemplos de ese modernismo
racionalista
contempor�neo, importado a nuestro pa�s; expres�ndose en nuestra propia lengua
castellana.
En 1937, aparec�a en
Par�s un librito titulado �LA BIBLE�, conteniendo varias conferencias
pronunciadas en el Oratorio del Louvre por distintos pastores. Diez a�os m�s
tarde, en 1947, la Imprenta Metodista de Buenos Aires conclu�a la impresi�n de
su traducci�n castellana, bajo el t�tulo ��QUE ES LA BIBLIA?�. Veremos algo de
su contenido:
�La descripci�n del hombre que nos hace la Biblia es m�s bien una
comprensi�n que un conocimiento y en particular lo que nos dice de �l el
Evangelio no son las palabras de un profesor sino de un Profeta. Por cierto,
ocurre que en la Biblia, en tal o cual de sus p�ginas antiguas o en las
doctrinas de ciertos autores de sus libros, se encuentra en conflicto con las
informaciones que nos dan, sobre el hombre, nuestras ciencias modernas. No lo
discutiremos y, por otra parte, ese hecho no nos incomoda en absoluto.
Reconocemos de buen grado que los enunciados de las ciencias no deben ser
descuidados por la teolog�a, para corregir sus errores. No pensamos reprochar
a los autores b�blicos, que escribieron sus libros en �poca pre-cient�fica, el
que hayan ignorado lo que nosotros sabemos hoy en d�a. La ingenua concepci�n
que ten�an de los astros y de la tierra inm�vil en el centro del universo, el
ensayo de explicaci�n que daban del origen del mal en la humanidad como
resultado de la desobediencia de una primera pareja, son ejemplos de creencia
que no pueden ya reclamar nuestra sumisi�n intelectual�. (P. Vergara, en �La �Biblia, libro del hombre�. P�g.
95).
�El Antiguo Testamento nos presenta en muchas de sus p�ginas un Dios
antojadizo que tolera la mentira y la astucia, que ordena masacres, que es
presa de celos que nos parecen odiosos y que encuentra una extra�a satisfacci�n
en los sacrificios rituales. �C�mo conciliar tales relatos o tales palabras con
las declaraciones centrales del Nuevo Testamento?�. (P. Lestringant, en �La Biblia, libro de la revelaci�n
de Dios�. P�g. 121).
El llamado �COMENTARIO B1BLICO DE ABINGDON�, es
una obra escrita por varios autores, originalmente en idioma ingl�s. Fue
vertida al castellano bajo la direcci�n del Dr. B. Foster Stockwell y Adam F.
Sosa, y publicado en primera edici�n en 1937 y en segunda edici�n en 1949, en
Buenos Aires. Veamos apenas unos p�rrafos de este Comentario y veremos que los comentarios huelgan.
�El ministerio bien equilibrado no se encontrar� perturbado indebidamente
por las contradicciones e inconsistencias de las Sagradas Escrituras, muchas de
las cuales acrecientan su encanto e intensifican la impresi�n de su unidad
indestructible�. (P�g. 40).
�
Sobre los dos primeros cap�tulos del G�nesis,
leemos:
�Esto no es historia ni ciencia, nunca fue entendido as�. Algunos le
llamar�an �folklore�, y hallar�an muchos paralelos en las historias primitivas
de otras razas... Si alguno insiste en llamar a esto folklore, dej�moslo
hacerlo, recordando que es un �folklore� sagrado�. (P�g. 160).
�Comentando
el cap�tulo 3 del G�nesis, dice:
�El castigo de la desobediencia. Jehov� se deleita en pasear por el
jard�n cuando sopla la fresca brisa de la ma�ana o de la tarde, goz�ndose en
la compa��a y conversaci�n de sus juguetes vivientes. Pero ahora no puede
hallarlos, y los llama hasta que ellos contestan. Y aunque no es omnisciente,
es sin embargo mucho m�s sabio que el hombre y que la serpiente
y conoce que esa nueva timidez no puede tener sino una causa�. (P�g. 161).
El lector atento, se habr� ya apercibido que el esp�ritu
que inspir� a ciertos autores del Comentario
de Abingdon, se identifica con el mismo esp�ritu que inspir� a Apeles y los Apelianos de los
primeros siglos. Lo triste del caso es que algunos sinceros creyentes fueron
envueltos para colaborar en la traducci�n al castellano de estos y otros
errores modernistas. �Enga�ar�n, si
es posible, aun a los escogidos�.
La obra �LITERATURA DEL ANTIGUO TESTAMENTO�, por
Julio A. Bewer, fue vertida del idioma ingl�s al castellano para la llamada Biblioteca de Cultura Evang�lica,
y publicada en Buenos Aires en 1938, bajo los auspicios de profesores de la
Facultad de Teolog�a de calle Camacu� 282. Presenta las conclusiones de la
Cr�tica destructiva y, desde luego, califica de cuentos religiosos a ciertos relatos del Antiguo Testamento,
quit�ndoles toda veracidad hist�rica y doctrinal.
Veamos un caso:
�Relatos que originalmente no eran israelitas sino cananeos y babilonios,
se hab�an transformado en israelitas. As�, cuentos religiosos que en su origen
ten�an relaci�n con el dios cananeo Baal o el babil�nico Marduc o con alguna
otra deidad, ahora se relacionan con Jehov�. (P�g. 61).
En �INTRODUCCION AL NUEVO TESTAMENTO�, por Edgard
J. Goodspeed, otro tomo de la serie de Biblioteca
de Cultura Evang�lica, su autor presenta el mismo punto de vista,
comentando al Evangelio de San Juan, que el que sustentaban Himeneo y Fileto en
tiempos de Pablo.
�
Veamos:
��Pero qu� hay del esperado retorno (de Cristo) del cual
Pablo ha hablado con tanta seguridad? Ya se ha realizado. El mismo era la
resurrecci�n y la vida (Jn.
11:25). En Juan, la resurrecci�n, la
segunda venida y el don del Esp�ritu son una misma cosa.
Se identifican as� la resurrecci�n, el retorno, y el don
del Esp�ritu. �Qu� ocurre entonces con el juicio, del cual Pablo tanto ha
hablado como una funci�n mesi�nica? Recordamos el gigantesco cuadro de Mateo
del juicio general, tan estupendamente dibujado en la par�bola final del �ltimo
discurso de Jes�s. Pues, desaparece como expectativa futura, para ser
reemplazado por otro juicio que se desarrolla en lo �ntimo del alma humana�. (P�g. 223).
En el libro �VIDA DE JESUCRISTO�, por Burton y
Mathews,
de la misma serie, se presenta la cuesti�n de los pasajes del Nuevo Testamento
que tratan de la engendraci�n virginal del Se�or. Se lo hace en forma tal que
salta a la vista el inter�s de los autores en rebajar su credibilidad:
�Valor hist�rico de las secciones referentes a la infancia de Jes�s...
Respecto a �stas hay dos opiniones opuestas: (a) que son estrictamente
hist�ricas.
Esta opini�n se basa en la presuposici�n de que la Biblia es infalible, y
tambi�n en la creencia en la divinidad y la impecabilidad de Jes�s.
(b) que son agregados posteriores a los relatos del evangelio, que se
desarrollaron para explicar la genuina humanidad a la vez que divinidad de
Jes�s, tal como la sosten�an los cristianos a fines del Siglo I. En apoyo de
esta opini�n se cita el silencio de los evangelios, salvo Mateo 1:18-25 y
Lucas 1:34-38, respecto al nacimiento virginal de Jes�s. Esta opini�n
es sostenida por muchos que apoyan la divinidad de Cristo sobre otras bases.
As� presentado el asunto, es una cuesti�n de cr�tica literaria m�s bien que de
fe en Jes�s. El material debe ser considerado en conjunto. Si no es hist�rico,
Jes�s habr�a sido hijo leg�timo del matrimonio de Jos� y Mar�a�. (P�g. 39,
40).
Hermanos: podr�amos continuar
citando sin soluci�n de continuidad, de libros y otras publicaciones que
presentan abierta o solapadamente, las conclusiones de la cr�tica destructiva.
Pero, como todo ello ha derivado de las corrientes europeas y estadounidenses,
daremos seguidamente un resumen de estos asuntos, tal como fueron denunciados
por el Pastor NEWTON C. CONANT, de los Estados Unidos, en su libro �PRESENT DAY
METHODISM AND THE BIBLE�, impreso en 1949, por la Bible Protestant Press,
Camden, N. J., con los auspicios de �Sword of the Lord Publishers�, Wheaton,
Illinois:
�
�El Pentateuco no fue escrito por Mois�s (esta es la
teor�a de Graf-Wellhausen, de las cuatro fuentes). La creaci�n y el diluvio son
historias paganas no del todo expurgadas. La ca�da del hombre es una leyenda.
Ca�n y Abel son ilustraciones tribales antes que individuos hist�ricos. La
historia del diluvio es de origen pagano. Abraham ofreciendo a Isaac es una
costumbre pagana. El cruce del Mar Rojo tiene relatos dudosos entre los cuales
se debe elegir qu� creer y qu� no creer. Ruth es un libro de ficci�n y es perder
tiempo in�tilmente tratar de comprobar su veracidad hist�rica. 1� Samuel es
anticristiano. Reyes contiene errores, es fant�stico y no es hist�rico. Esther
es un libro ficticio. Algunos salmos no son inspirados. Los profetas no
predec�an, sino que eran simples predicadores de los males de su tiempo. Isa�as
ha sido escrito por tres personas distintas (excuso decir, de paso, que los documentos hallados �ltimamente en
Palestina echan por tierra este serio error de la cr�tica). Daniel es una falsificaci�n hist�rica.
Jon�s es una ficci�n. No debe esperarse que el Nuevo Testamento sea infalible.
Mateo contiene errores e inexactitudes. Marcos contiene errores geogr�ficos.
Juan es fraudulento y no hist�rico. Hechos contiene errores y discrepancias.
Las ep�stolas pastorales de Pablo, no son de Pablo; un autor desconocido usaba
su nombre. Hebreos est� muy lejos de problemas modernos. 1� Pedro fue escrito
como ant�doto para el libro inflamatorio del Apocalipsis. 2� Pedro no fue
escrita por Pedro y es de poco valor. La ep�stola de Judas trata de herej�as
que ya no existen y est� fuera de tiempo actualmente. Apocalipsis no es
prof�tico y tiene poco valor�.
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En cuanto a doctrinas:
�El Dios de Mois�s es la �divinidad de la monta�a� (una divinidad
pagana). Dios es padre de todos (universalismo). La trinidad es un concepto
novo-testamentario. Jes�s no reclamaba ser Dios: Jes�s no era el �nico hijo de
Dios, pero realiz� las m�s altas posibilidades de Dios morando en un hombre. No
hay tal cosa como nacimiento virginal de Jesucristo. La cruz no es necesaria.
Isa�as 53 no nos habla del Se�or Jesucristo. La resurrecci�n no debe ser
entendida literal o corporalmente; los relatos escriturales de la resurrecci�n
est�n en conflicto y por otra parte, la resurrecci�n f�sica o corporal de todos
no es ni razonable ni tampoco necesaria. Los santos son tambi�n gente como
Kagawa o Mahatma Gandhi. Los hombres no son nacidos con una naturaleza humana
corrompida. Fe salvadora no es una doctrina b�blica. El nuevo nacimiento es una
etapa del desarrollo humano. La persona de Satan�s es negada. Los demonios son
meras teor�as. El anticristo es una figura de las supersticiones antiguas. Los
oficiales de la Iglesia, no son requeridos para que crean doctrinas. Mahoma,
Confucio, Hinduismo y Budismo, son grandes fes. Cristo junta y exalta lo m�s
profundo de esas religiones. Destino eterno no es resuelto en la muerte; disciplina
purgatorial le sigue. Cielo e infierno, no son otra cosa que imaginaci�n
liberada. Cristo no ense�� su segunda venida y no habr� tal; Pablo equivoc�se
sobre esto. El Reino vendr� por reformas sociales�. (Ultimamente se ha llegado a decir que la U. N., es el
�reino� de Dios).
�TAL EL CUADRO! �ESO ES EL MODERNISMO RACIONALISTA!
�ESTA ES LA APOSTASIA! Desgarra el
coraz�n pensar que esas son las ense�anzas que algunos maestros del metodismo
han desparramado entre ni�os, j�venes y adultos en sus Escuelas Dominicales,
miembros de sus Iglesias y estudiantes en sus Institutos Teol�gicos. Mas
gracias damos a Dios, por la vigorosa reacci�n de algunos fieles hermanos
metodistas como el Hno. Conant y otros en los Estados Unidos; y como lo fueron
en nuestro pa�s el Dr. Juan F. Thompson, el Dr. Guillermo Tallon, el Pastor
Alberto G. Tallon, el laico Nicol�s Casullo y tantos otros, hermanos amados en
el Se�or. Dios levante en nuestro tiempo, a muchos metodistas como aquellos
primitivos metodistas de fe genuina y ardorosa pasi�n por la Palabra de Dios,
cuya santa memoria y denodado ejemplo jam�s olvidaremos.
Desde luego, el
modernismo-racionalista fracas� estrepitosamente en la evangelizaci�n de los
pecadores y en la edificaci�n de los creyentes. El modernismo no convierte a
nadie aunque enga�e a muchos. Por otra parte, su tan decantado mejoramiento progresivo de la
humanidad, basado en sus teor�as optimistas del llamado Evangelio social, sufri� rudo contraste con el estallar de
dos horrendas guerras mundiales, que echaron por tierra la pretensi�n de Evoluci�n moral, traslaci�n
religiosa de las teor�as de la evoluci�n f�sica. Unase a ello, la resistencia
que en muchos �mbitos cristianos hallaron tales errores, por la acci�n clara y
valiente de aquellos fieles fundamentales en su fe que Dios levant� en todo
tiempo y pa�s conocido y en toda Denominaci�n Evang�lica existente, as� como
aun fuera del campo denominacional propiamente dicho, aunque siempre Cristiano,
para enfrentar al modernismo-racionalista, exponerlo y refutarlo; y se nos har�
claro que Satan�s se vi� urgido, tiempo ha, a ir pensando en algo m�s moderno a�n, con lo cual pudiera
continuar su ministerio de error y enga�o. Pero esto merece cap�tulo aparte.
Ill) Nuevo modernismo: Barthismo; Neo-Ortodoxia (V�nculo a segunda parte)