S�NTESIS B�BLICA DE PROP�SITOS, DOCTRINA Y PR�CTICAS DE LA IGLESIA CRISTIANA EVANG�LICA

"S�ntesis" - Base, Doctrinal y Eclesial, de Iglesias que sustentan el Testimonio Mundial "Philadelphia" (Amor Fraternal).

Edici�n Original: agosto de 1950. Edici�n Ampliada: agosto de 1992.

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Su documento original fue aprobado en 1949 y publicado en 1950, por la Iglesia Cristiana Evang�lica de Buenos Aires (con sede actual en calle Gral. E. Mart�nez 889, Buenos Aires (1426), Argentina), ampliada en 1991 por instrumentalidad del Pastor Armando Di Pardo, en su car�cter de autor y redactor de la edici�n original y de Director de la Escuela B�blica de Teolog�a "A.L.E.R.T.A.". La paternidad y derechos de texto, pues le pertenecen.

"A los que hab�is alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros en la Justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo: Gracia y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios y de nuestro Se�or Jes�s." (2�. Ep�stola de Pedro Ap�stol, cap. 1 versos 1 y 2).

INDICE

PREFACIO DE LA PRESENTE EDICION AMPLIADA.

PREFACIO A LA EDICI�N ORIGINAL

NOMBRE, SEDE, PROP�SITOS.

Nombre

Sede

Prop�sitos

S�ntesis Doctrinal

 

Prefacio a la Presente Edici�n Ampliada

Con el nombre gen�rico de "Iglesia Cristiana Evang�lica", fue constituida como Iglesia local, el d�a 17 de agosto de 1938, en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, la primera Congregaci�n de creyentes surgida del Movimiento de Obediencia a la Doctrina B�blica de Separaci�n de apostas�as, bien llamado "Exodo del Nuevo Testamento", iniciado en Buenos Aires el 15 de noviembre de 1935 por sus miembros constituyentes.

En fidelidad a la palabra de Dios, la Iglesia fue plantada como Fundamental en la Fe, Aut�noma, Independiente de toda Denominaci�n o Misi�n Nacional o Extranjera, no-Denominacional en posici�n y vocaci�n Eclesi�stica, Dispensacional en sus vistas de las Escrituras y Pre-Tribulacionista en su esperanza de la Venida del Se�or para arrebatar a Su Pueblo. Su Unica Autoridad en Doctrina y Pr�cticas: las Santas Escrituras. Su Misi�n: Predicar, Defender y Confirmar el Evangelio.

A los once a�os de su organizaci�n, ante ciertos requerimientos del "Registro de Cultos" establecido en la Rep�blica Argentina, as� como mejor nuestra presencia y posible ante el consenso cristiano general, se nos encomend� la tarea de preparar un Documento B�blico que, en forma abreviada, cumplimentara tales exigencias. Adem�s, se consider� oportuno que tal documento tuviera el car�cter de instrumento orientador y de consulta, tanto para la Obra de la Iglesia local como para su obra de extensi�n (Anexos, futuras Iglesias, etc.). Dicho estudio, tratado luego en el seno del Consejo de Pastores y Di�conos, fue sometido posteriormente a la consideraci�n de la Asamblea, siendo aprobado por aclamaci�n en diciembre de 1949 y publicado luego bajo el t�tulo de "S�ntesis y de Prop�sitos, Doctrina y Pr�cticas", en agosto de 1950.

Corrientes teol�gicas modernistas en boga, con sus postulados racionalistas ecum�nicos, requirieron prologar esa primera edici�n de la "S�ntesis" con ciertas Declaraciones Principistas que constaron en sus "Breves Palabras Introductorias", las cuales, por su valor intr�nseco que les da vigencia permanente, se transcriben al final del presente "Prefacio".

Corrieron a�os y aquel Impulso- Origen soplado por el Esp�ritu Santo, fructific� por la Obra Evangel�stica y nuevas Iglesias locales fueron plantadas. Asimismo, otros cuerpos eclesiales fueron constituidos en Argentina y Uruguay, con hermanos que, por el Testimonio del Movimiento "A.L.E.R.T.A." de Defensa del Evangelio, se apartaron de sus Denominaciones o Misiones claudicantes infiltradas de modernismo, ecumenismo y/o tiran�a eclesi�stica. Todas ellas fueron plantadas o reorganizadas seg�n el patr�n del Nuevo Testamento, teniendo como plataforma b�sica la "S�ntesis de Prop�sitos, Doctrina y Pr�cticas", dada en Buenos Aires.

Al llegar el a�o 1966, todas ellas fueron movidas del Esp�ritu Santo a levantar un Testimonio por la Verdad, que, sin menoscabo de la Defensa del Evangelio de toda apostas�a, fuera a la vez un llamado a la Unidad en Doctrina y Pr�cticas B�blicas, de todos los fieles fundamentales en la Fe.

La presencia de tal Testimonio, es exigida por: (i) la propia Palabra de Dios (Sal. 50:5 y 60:4); (ii) la ya pr�xima Venida del Se�or para arrebatar a Su pueblo (Ap. 3:10); (iii) el hecho de que testificar por "todo el consejo de Dios" (Hch. 20:27), significa testificar por todas las Doctrinas B�blicas, una de las cuales es la Doctrina de la Unidad Cristiana; (iv) la falsa unidad heterog�nea promovida por el movimiento ecum�nico, cuya refutaci�n exige tanto su denuncia como testificar por la verdadera Unidad B�blica; (v) el hecho innegable de que si por la una parte todos los fundamentalistas confiesan que la Biblia es la Palabra de Dios y su �nica autoridad doctrinal, por la otra parte y por causa de sus tradiciones denominacionales, discrepan unos de otros precisamente en doctrinas y pr�cticas B�blicas, lo cual afecta a la fe, al testimonio y a la esperanza de la Iglesia que el Se�or gan� por Su Sangre.

Por todo ello y mucho m�s, Dios levant� el Testimonio Mundial "Philadelphia", que fue proclamado en Buenos Aires el 17 de agosto de 1966, en Uruguay el 3 de septiembre y en Estados Unidos el 15 de noviembre del mismo a�o.

Llevado a Europa en la d�cada de los 70, fructific� en nuevas Iglesias que fueron organiz�ndose en Espa�a y Holanda, siguiendo los lineamientos de la "S�ntesis". Y la obra del Se�or sigue, por Su Gracia y para Su Gloria.

El 17 de agosto de 1988, la Iglesia de Buenos Aires lleg� al Cincuentenario de su presencia y testimonio. Ya por entonces, sent�ase la urgencia de ampliar algunos enunciados de la "S�ntesis" e incluir otros ya insertos en las traducciones inglesa y holandesa, pues la "S�ntesis" es parte del Curso de Doctrina en nuestras Escuelas B�blicas y en tal car�cter necesitaba una ampliaci�n. Adem�s, nuevas corrientes estaban inquietando y a�n dividiendo a cuerpos eclesi�sticos fundamentalistas, cuyos Art�culos de Fe eran tan breves, que daban ocasi�n a interpretaciones que resultaban contradiciendo sus propios registros originales. Fue necesario discernir a fondo esas y otras corrientes contradictorias, a fin de insertar en la "S�ntesis" las afirmaciones y respuestas B�blicas a que hubiere lugar.

Completadas las instancias, nos fue necesario ampliar conceptos cubriendo las �reas de Teolog�a en asuntos tan solemnes como las Divinas Personas de la Sant�sima Trinidad y Su Obra. Adem�s, considerandos sobre Nombres Eclesiales; La Santa Biblia; Angelolog�a; Escatolog�a (la Venida del Se�or y las �ltimas cosas); aclaraci�n del vocablo "misionero" en el Cap.VI; una breve aclaraci�n en el Cap. VIII, Art. 2do. inciso (e), sobre el uso y ampliaci�n de la "S�ntesis"; unas breves adiciones en los Cap�tulos XI y XII respecto de la cooperaci�n Inter-Iglesia; adicionar cap�tulos XIII y XIV sobre la Unidad Cristiana y la Separaci�n B�blica en la vida del creyente y de las Iglesias. Finalmente, hemos incluido como "Ap�ndice" la Declaraci�n del Testimonio "Philadelphia".

Por la Gracia del Se�or hemos ya completado nuestra labor.

"Siguiendo la Verdad en Amor" (Ef. 4:15), los Fundamentos de la Fe han sido confirmados. Por "Amor a la Verdad" (ver 1�Co. 13:6), se ha dado respuesta B�blica, expl�cita o impl�citamente, a las nuevas corrientes contradictorias. Y en "Amor Fraternal" (He. 13:1), presentamos la Edici�n Ampliada de la "S�ntesis B�blicas de Prop�sitos, Doctrina y Pr�cticas de la Iglesia Cristiana Evang�lica". "S�ntesis-Base", Doctrinal y Eclesial, de Iglesias que sustentan el Testimonio "Philadelphia".

De todo coraz�n, agradecemos al Se�or Su fiel auxilio en nuestra labor y oramos que esta Edici�n Ampliada, sea de tanta bendici�n como lo fuera hasta aqu� la Edici�n Original, en su car�cter de Plataforma Doctrinal B�blica B�sica, as� como de Manual B�blico Pr�ctico de Orientaci�n y Consulta Eclesial, para las santas tareas de toda Iglesia que anhele ser hallada por El Se�or, en Su Venida ya muy cercana, guardando Su Palabra y no negando Su Nombre (Ap. 3:8-10).

� Al Se�or sea toda Gloria, Alabanza Y Gratitud!� Maranatha! (Jud. vs. 24,25).

Muy fraternalmente, Armando Di Pardo

Buenos Aires, 17 de agosto de 1992.

 

PREFACIO A LA EDICI�N ORIGINAL

Breves Palabras Introductorias

AMADOS HERMANOS EN EL SE�OR:

Creemos cumplir la Soberana Voluntad de Dios, dando a la Imprenta el primer escrito relativo a nuestra peque�a IGLESIA CRISTIANA EVANG�LICA, conteniendo su "S�NTESIS DE PROP�SITOS, DOCTRINA Y PR�CTICAS."

Obedeciendo al llamado del Se�or para la obra que, en Su Gracia, tuvo la Amorosa Voluntad de discernirnos, entendimos ser Su Prop�sito para nosotros, constituirnos en Iglesia Cristiana Evang�lica el d�a 17 de agosto de 1938, sin conexi�n oficial con Denominaci�n alguna y permanecer en humildad, un Testimonio fiel al Se�or Jesu-Cristo y a la Verdad de la Biblia. Pero ello, en ninguna manera implica que seamos sectarios extremistas. Precisamente nuestro nombre "IGLESIA CRISTIANA EVANG�LICA", no es sectario sino gen�rico y se interpreta diciendo: "EL CUERPO" o "LA ESPOSA DEL CRISTO DE LOS EVANGELIOS" una "COMPA��A" o "ASAMBLEA" de creyentes llamados afuera para vivir en conformidad con la Voluntad del Se�or y Su Santa Palabra.

Amamos la fraternidad, uni�n y comuni�n espiritual del Pueblo de Dios, pero entendemos que la suave fragancia de la Unidad Espiritual de los Cristianos Evang�licos, no emana de una amalgama sin discriminaci�n, sino del fruto precioso del Esp�ritu Santo, s�lo producido cuando la Sant�sima Persona y Obra del Se�or Jesu-Cristo y la Sant�sima Palabra de Dios, la Biblia, son entronizados en el coraz�n y vida, alma, esp�ritu y cuerpo del creyente en verdad renacido; y s�lo entre renacidos es deseable, leg�tima, real y fruct�fera, la uni�n y comuni�n fraternal.

Y cuando decimos LA SANT�SIMA PERSONA Y OBRA DEL SE�OR JESU-CRISTO", queremos signar al Se�or Jesu-Cristo que la Biblia revela y que Dios el Esp�ritu nos da a conocer y glorifica en la bendita experiencia de la Salvaci�n: al Verbo Eterno, Verdadero Dios y Verdadero Hombre; nacido de Mar�a virgen por obra y virtud del Esp�ritu Santo; tentado en todo seg�n nuestra semejanza, pero sin pecado; ofrecido en propiciaci�n por nuestros pecados en la cruz del Calvario, como el Cordero vicario sin mancha y sin contaminaci�n, cuya sangre preciosa nos limpia de todo pecado; resucitado corporalmente al tercer d�a para presentarse Vencedor del pecado, de la muerte y del diablo, con muchas pruebas indubitables, a los testigos que para ello hab�an sido aparejados y que ascendi� corporalmente a los Cielos Alt�simos, para ocupar el Trono a la Diestra de la Divina Majestad e interceder por los suyos. Al Se�or y Salvador que desde la Excelsa Gloria, recibiendo del Padre la Promesa, derram� en Pentecost�s la Plenitud del Esp�ritu Santo, Su �nico Vicario aqu� en la tierra, Qui�n le Glorifica formando la Iglesia, guiando a los pecadores al arrepentimiento y a la fe, d�ndoles lavacro y regeneraci�n, adopci�n de hijos y santificaci�n constante que los prepara - y tanto m�s cuanto veis que aquel d�a se acerca - para el prometido y pr�ximo advenimiento corporal del Se�or Jes�s de los Cielos, Qui�n pronto volver� para tomar a S� Mismo y arrebatar con Su Poder, a todos los que aman Su Venida.

Y cuando decimos "LA SANT�SIMA PALABRA DE DIOS, LA BIBLIA" queremos signar a los libros can�nicos del Antiguo y Nuevo Testamento, G�nesis a Apocalipsis, sin mutilaciones, contradicciones o pretendidos errores: Bendita, Inspirada e Infalible Palabra de Dios.

 

Este es nuestro Se�or y Salvador Jesu-Cristo y esta nuestra Biblia, y entendemos que sin ellos no hay ni puede haber salvaci�n, uni�n, comuni�n ni consumada unidad espiritual posibles, seg�n Dios.

Al as� declararlo solemnemente, no asumimos en este documento, actitud controversial; simplemente afirmamos lo que creemos y practicamos, que es lo mismo, en sustancia, que por los siglos han cre�do, afirmado y practicado los Cristianos Evang�licos fieles a la Biblia. LA VERDAD NO VAR�A NI ENVEJECE, ES INMUTABLE Y PERMANECE PARA SIEMPRE PORQUE ES ESENCIA DEL MISMO DIOS. Y al dar raz�n de nuestra actitud, diremos que esta afirmaci�n actual de las Verdades Inmutables, involucra asimismo, el car�cter de una reafirmaci�n. Obedecemos un imperativo espiritual irrenunciable, en momentos en que el reloj del Se�or marca horas prof�ticas y cruciales en la Historia del mundo, que cumplen Prop�sitos Divinos trascendentes.

"Ahora nos est� m�s cerca nuestra salud que cuando cre�mos" (Ro. 13:11).

"... no comuniqu�is con las obras infructuosas de las tinieblas, sino antes bien redarg�irlas… Mirad, pues, como and�is avisadamente; no como necios m�s como sabios; redimiendo el tiempo porque los d�as son malos. Por tanto no se�is imprudentes, sino entendidos de cu�l sea la voluntad del Se�or." (Ef. 5:11,15-17).

"Porque se levantar�n falsos Cristos y falsos profetas, y dar�n se�ales grandes y prodigios; de tal manera que enga�ar�n, si es posible, a�n a los escogidos." (Mt. 24:24)

Necesario es, por lo tanto, discernir los esp�ritus que se manifiesten en estos postrimeros d�as, enfocando sobre ellos, la luz del Glorioso Evangelio de nuestro Se�or Jesu-Cristo, "porque lo que manifiesta todo, la luz es". Y si arde en nuestras almas el santo celo del Se�or, la fuerte llama del Amor Divino "derramado en nuestros corazones por el Esp�ritu Santo que nos es dado"; si anhelamos no perder el rumbo, preservar la pureza de "la fe que ha sido una vez dada a los santos" y permanecer fieles en medio de la infidelidad reinante, nada mejor que doblar nuestras rodillas al Padre de nuestro Se�or Jesu-Cristo en rendici�n incondicional de la vida toda para hacer Su Voluntad y alzar la voz para proclamar una vez m�s, con claridad meridiana y humilde sencillez, las Bases Inconmovibles, los Principios Vivientes y B�sicos del Cristianismo Evang�lico, �nico alimento sano para los perdidos pecadores y �nico alimento sano para edificaci�n en la fe y crecimiento santo de los salvados.

"Por esto, yo no dejar� de amonestaros siempre de estas cosas, aunque vosotros las sep�is y est�is confirmados en la verdad presente" (2�P. 1:12).

Al as� hacerlo, expresamos claramente que nuestro sentir no es el de difundir un dogmatismo abstracto sino un CREDO VIVO, VITAL Y PR�CTICO. El Se�or nos ha puesto para esto y deseamos ser muy enf�ticos en asentar muy bien esta premisa: "CREDO VIVO, B�BLICO, SANTO, PARA VIDA SANTA". No la mera satisfacci�n fan�tica de una exigencia intelectual o prurito eclesi�stico; s�, bases vivas de fe virtuosa, para implantaci�n de una experiencia espiritual cristiana genuina en la vida de los creyentes.

"y ser� predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los gentiles; y entonces vendr� el fin". (Mt. 24:14).

El "EVANGELIO DEL REINO" es el Evangelio del "NUEVO NACIMIENTO" sin el cual nadie puede ver ni entrar al Reino de Dios (Jn. 3:3-8), y es el Evangelio de los renacidos "que hacen la Voluntad de Dios" (Mt. 7:21). Un mensaje verdadero y santo conforme a las Sagradas Escrituras, para anunciar al Verdadero y Santo Se�or y Salvador Jesu-Cristo que las Sagradas Escrituras revelan; un verdadero arrepentimiento de pecados y fe plena en la sangre del "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", un verdadero nuevo nacimiento por engendraci�n, regeneraci�n y adopci�n como hijo de Dios por la recepci�n del Esp�ritu Santo, siendo as� hecho participante de la naturaleza Divina; una realizaci�n vital de la santificaci�n diaria que comienza en el bendito momento de la infusi�n de Vida Divina dentro de la vida del verdadero creyente; una y amorosa y voluntaria ofrenda de la vida toda al Se�or que nos rescat�; una experiencia continua de la carne y de la resurrecci�n en nuestro esp�ritu, para que por todo el tiempo que nos quede de vida en la carne, vivamos no a la voluntad ni concupiscencia de la carne, sino a la Voluntad de Dios.

Tal es la m�s apremiante y profunda necesidad del momento, pues ha llegado la hora de discriminaci�n entre "la justicia y la injusticia, la luz y las tinieblas, el Verdadero Cristo y los falsos Cristos, entre el fiel y el infiel, el templo de Dios y los �dolos". (2�Co. 6: 14-16).

Esta IGLESIA CRISTIANA EVANG�LICA, mirando en las "SE�ALES DE LOS TIEMPOS" los primeros arreboles del Alba del Advenimiento que matizan ya las cumbres prof�ticas de la Palabra de Dios, y observando su cumplimiento en los hechos presentes de la Historia del mundo y de las Iglesias, con toda oraci�n y s�plica para que con ello el Se�or sea Glorificado, define su posici�n dando a luz su "S�NTESIS DE PROP�SITOS, DOCTRINA Y PR�CTICAS."

En su consecuci�n empe�ada, con el sost�n del que prometi� "estar� con vosotros todos los d�as hasta el fin", desea permanecerle fiel hasta Su Venida que ama y espera; andar seg�n la Verdad de la Biblia que la informa y sustenta y en el Poder del Esp�ritu Santo que la vivifica, santifica y fructifica: y anhela, con gran anhelo, gozar de comuni�n en el Se�or con cuantos tengan el mismo sentir; "sentir que hubo tambi�n en Cristo Jes�s", a Quien sea la Gloria y la Honra Sempiternas.

"El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo en breve. Am�n, sea as�, ven Se�or Jes�s. La gracia de nuestro Se�or Jesucristo sea con vosotros todos. Am�n." (Ap. 22: 20-21)

LIBORIO DI PARDO

ARMANDO DI PARDO

"La gracia del Se�or Jesucristo, el amor de Dios, y la participaci�n del Espir�tu Santo sea con vosotros todos. Am�n." (2�Co. 13:13).

Dada en Buenos Aires, Capital Federal de la Rep�blica Argentina, en el mes de diciembre del a�o 1949. Publicada al cumplirse el 12� Aniversario de la constituci�n de esta Iglesia: "1938- 17 agosto- 1950"

NOMBRE, SEDE, PROP�SITOS.

Nombre

El nombre de "IGLESIA CRISTIANA EVANG�LICA", se fundamenta en la Palabra de Dios.

"Iglesia", se traslitera al original Griego "Ekklesia", que significa literalmente, "llamados afuera", con la idea impl�cita de reunirse, y se aplica a muy diversas asambleas, cuyo car�cter depender� de Qui�n sea el qu� llama y a qu�, porqu� y para qu� llama. (Por v�a de ejemplo, contr�stense los tres usos de "Ekklesia", en Hch. 7: 38; Hch. 19:32,39,40 y Hch. 20:28. S�lo este �ltimo Texto, corresponde a la Iglesia del Se�or)

En cuanto a los creyentes, Qui�n nos llam� es Cristo (Mt. 11:28; Ro. 1:6), para que salvados, y edificados por �l, seamos Sus testigos (Ro. 8:29,30; 1�P.2:3-5; Hch. 1:8). Tales hechos definen y califican a Su "Ekklesia" (Mt. 16:18), como la �nica que es, y debe llamarse, "Cristiana". Confirm�moslo con otras referencias B�blicas.

Luego de que Salom�n dedicara el Templo de Jerusalem, apareci� Jehov� a Salom�n y d�jole: "Yo he o�do tu oraci�n... ahora he elegido y santificado esta casa, para que est� en ella Mi Nombre para siempre..." (2�Cr. 7:12,15,16).

En humildad inquirimos: Si el Nombre del Se�or deb�a estar en la casa material construida por Salom�n: -�qu� Nombre debe estar, o tener, la "Casa Espiritual" edificada por Cristo mismo, "que es la Iglesia del Dios Vivo", "templo santo en el Se�or", "morada de Dios en Esp�ritu"? (Mt. 16:18; 1�P.2:5; 1�Ti. 3:15; Ef. 2:20-22).

La respuesta es s�lo una: �El Nombre de Cristo!, (comparar, Hch. 3:6) pues Cristo am� a la Iglesia, se entreg� por ella y la gan� por Su sangre (Ef.5:25; Hch.20:28).

El mismo Se�or le dio Su nombre, cuando dijo: "Mi Iglesia" (Mt.16:18 comparar Is.43:1). Por ser Suya; por ser Su Esposa (Ef. 5:28-32; Ap. 19:5-7), y por ser Su Cuerpo (Ef. 1:22, 23), no debe llevar otro nombre sino el de Cristo. Esto define a los que somos Suyos (Ga. 5:24), como "Cristianos" (Hch. 11:26; 1�P. 4:16; comparar Hch. 26:28, 29); y Su Iglesia como "Iglesia de Cristo" (Ro. 16 :16), o "Iglesia Cristiana".

Finalmente la presencia de apostas�as de la fe con sus "falsos Cristos y falsos profetas" (Mt. 24:24; 2�P. 2:1,2), requieren testificar que el Cristo a qui�n invocamos es el Cristo de los Evangelios; y nuestro mensaje, las "buenas nuevas" de Salvaci�n en Cristo Jes�s; por lo cual la "Iglesia Cristiana" se califica, necesariamente, como "Evang�lica" (comparar Ga. 1:6-9).

Conclusi�n : La nominaci�n m�s adecuada para "La Iglesia del Cristo de los Evangelios", es la que resume tales Principios B�blicos, en el nombre gen�rico, (no-denominacionalista ni sectario), de "Iglesia Cristiana Evang�lica".

Nota: Tristemente, nombres "denominacionalistas" (y a�n otros), no dan el honor al Se�or sino a ciertos siervos (Luteranos, Calvinistas, Menonitas , Wesleyanos, Darbystas); el acto baustimal (Bautistas); al obispado y a gobiernos eclesi�sticos (Episcopales, Presbiterianos, Congregacionales); a festividades y "carismas" (Pentecostales y afines); lugares o geoculturas polarizantes (Anglicana); unidad heterog�nea (Ecum�nica) Tales o similares nombres, podr�n ser respetables por servir a tradiciones hist�ricas, etc., pero, a la luz de la Palabra de Dios, usurpan y con ello niegan en esta parte, el lugar que corresponde al Nombre del Se�or (Fil. 2:9-11, contrastar con 1�Co. 1:11-15; 3:4-7 y 21-23). Creemos oportuna la exhortaci�n de Sal. 29:1y2.

Sede

Con la citada nominaci�n de "Iglesia Cristiana Evang�lica", fue constituida con sede legal en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, el d�a 17 de agosto de 1938, la primera de las muchas otras Iglesias que fueron luego form�ndose como fruto de ese primer impulso Espiritual. Pero tal prioridad hist�rica, no implica que esa Iglesia sea "Cabeza Directriz" de las otras, ni que su sede las absorba, polarice o califique.

Cada Iglesia es aut�noma y su sede legal est� en el lugar donde reside. Al nombre de esa localidad, podr� adicionarse, para mayor aclaraci�n, el nombre de la regi�n y de pa�s que correspondan (1�Co. 1:2; Col. 4:16: 1�Co. 16: 19).

Prop�sitos

La Iglesia es el "Cuerpo de Cristo" (Ef. 1:22,23) y como tal, s�lo puede tener Un Prop�sito Esencial: hacer la Voluntad de Su Cabeza y Se�or, obrando las "buenas obras que Dios prepar� para que anduvi�semos en ellas" (Ef. 2:10; He. 13:20 y 21), y notificar as� "la multiforme sabidur�a de Dios a los principados y potestades en los cielos" (Ef. 3:10 comparar 1�P. 1:10-12).

Como una canalizaci�n pr�ctica de todo ello, detallamos seguidamente algunas de esas obras, cuyos fines y prop�sitos hacen a un Fiel Testimonio Eclesial, que Glorifica al Precioso Nombre de Nuestro Se�or Jesucristo. (2�Ts. 1:11, 12)

1) Promover la difusi�n de la Verdad Cristiana Evang�lica, conforme al mandato del Se�or Jesu-Cristo:

"ID POR TODO EL MUNDO; PREDICAD EL EVANGELIO A TODA CRIATURA. El que creyere y fuere bautizado, ser� salvo; mas el que no creyere, ser� condenado." (Mr. 16:15-16)

"Y llegando Jes�s les habl�, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. POR TANTO, ID Y DOCTRINAD A TODOS LOS GENTILES, bautiz�ndolo en el Nombre de Padre, y del Hijo y del Esp�ritu Santo: ense��ndoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aqu� Yo estoy con vosotros todos los d�as hasta el fin del mundo. Am�n" (Mt. 28:18-20)

2) Preservar la celebraci�n del CULTO DE ADORACI�N A DIOS, "EN ESP�RITU Y EN VERDAD", conforme a la ense�anza del Se�or Jesu-Cristo:

"Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorar�n al Padre EN ESP�RITU Y EN VERDAD; porque tambi�n el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Esp�ritu; y los que le adoran, en esp�ritu y en verdad es necesario que adoren." (Jn. 4:23-24, comparar: Sal. 145:17-21)

3) Promover la comuni�n espiritual y la vida de oraci�n; el estudio de la sagradas Escrituras y la edificaci�n en la fe, la santidad de vida, el buen testimonio y la caridad cristiana entre sus miembros.

"Mas vosotros, oh amados, edific�ndoos sobre vuestra sant�sima fe, orando por el Esp�ritu Santo, conservaos en el Amor de Dios, esperando la Misericordia de nuestro Se�or Jesu-Cristo, para vida eterna" (Jud. v.20, 21)

1� Ts. 5:14-18; He. 12:14, 1�P. 1:13-25; 1�P. 2:1-17;4:7-19 y cap. 5:1-14.

4) Promover la publicaci�n y difusi�n de libros, revistas, peri�dicos, folletos y toda clase de literatura Cristiana Evang�lica, especialmente de Biblias, Evangelios y Porciones B�blicas con el santo prop�sito de que "LA PALABRA DE DIOS CORRA Y SEA GLORIFICADA"

2� Ts. 3:1, Col. 4:16; 1� Ts. 5:27, comparar: 2�Ti. 4:13.

5) Promover la creaci�n de Escuelas o Institutos B�blicos, para la preparaci�n de predicadores, Evangelistas, Pastores, Colportores, preceptores de ni�os y dem�s obreros espirituales, necesarios para la Obra Cristiana Evang�lica.

"...oc�pate en leer, en exhortar, en ense�ar."(1� Ti. 4:13)

"Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doblada honra; mayormente los que trabajan en predicar y ense�ar" (1�Ti. 5:17)

"Esto encarga a los hombres fieles que ser�n id�neos para ense�ar a otros" (2�Ti. 2:22)

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6) Enarbolar la Bandera de la Cruz en un Testimonio fiel al Se�or Jesu-Cristo y a la Verdad de la Sant�sima Palabra de Dios, la Biblia.

"CONTENDIENDO EFICAZMENTE POR LA FE QUE HA SIDO UNA VEZ DADA A LOS SANTOS"

Sal. 60:4; Is. 11:10; Is. 49:22 y cap. 59:19; 1�Ti.6:12-16; 2� Ti.2:3-7; Jud. 3, Jn. 12:32; Ap. 19:11-16, comparar: Ex. 17:15 y Cnt. 2:4.

7) Se deja expresa constancia de que los "Fines y Prop�sitos" citados, son meramente enunciativos y no limitativos, pues podr� realizar cuanta actividad Cristiana Evang�lica considere necesaria para el logro o cumplimiento de su Alta Comisi�n, bajo la gu�a del Esp�ritu Santo, en conformidad con las Sagradas Escrituras.

"Por lo dem�s, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si alguna alabanza, en todo pensad" (Fil. 4:8)

"Y todo lo que hac�is, sea de Palabra, o de hecho, hacedlo todo en el Nombre del Se�or Jes�s, dando gracias a Dios Padre por �l" (Col. 3:17)

S�ntesis Doctrinal